NOVEDAD EN EL FRENTE: UN TEMA POLÉMICO

Por Max OñateBrandstetter

“…a tu profunda miseria, a tu traición desmedida,
a tu espíritu corrompido: les deseo la derrota.
Ahora ve tú y tus secuaces si juzgan esto de violencia verbal
y me puedes contestar todo lo duro que quieras,
precisamente porque soy mujer
y sólo pido respecto, no protección”
Claudia Castagna

En el circuito de la política electoral, giran siempre muchos componentes (para los que son perjudicados, los afirman como indeseables y desleales, mientras que para quienes se benefician, lo disfrazan como causas morales indiscutibles) que distan mucho de las capacidades orgánicas, las de convocatoria y sobre todo, las de resultado electoral.

Es difícil escribir lo que desarrollaré a continuación, a riesgo de quedar como una persona moralmente perversa, pero al no poder hoy, las ciencias sociales en general, elaborar una explicación teórica sobre los recursos de legitimidad argumentativa, que tiene directa relación con la difamación como herramienta política.

Si, Chile en tanto ethos cultural, es una nación machista, pero esto tiene dos dimensiones: por una parte se establece una diferencia en las influencias y el poder (como por ejemplo, lo es la diferencia de sueldo al tener la misma profesión dos personas de distinto sexo) y por otro lado, la discriminación positiva (que privilegia la tuición de los hijos automáticamente hacia la madre, salvo raras excepciones por ejemplo) y el poder social que tiene y que siempre ha tenido “la mujer”, entendida ésta como ser frágil, víctima en todo momento y de credibilidad inmediata ante su discurso si manifiesta haber sido violentada en alguna forma.

¿No existe el poder social de la mujer que este “autor machista” plantea en este escrito? Basta con realizar una sola (y ridícula) prueba al observar en cualquier reunión pública donde una mujer se refiera a un hombre (esté o no presente en dicho evento) como eyaculador precoz, o como impotente –que probablemente se transforme en un momento de carcajadas múltiples que reafirmaría un vigor de “macho sexual” en desmedro de quien resulta ser humillado en público- para que se crea inmediatamente lo que dice; no obstante si producto de la incomodidad que le pueda producir la presencia de un hombre en particular, si ella, molesta por alguna causa totalmente ajena, alerta ser acosada, de inmediato enciende la alarma inquisidora que no necesita comprobación (dado que se sobreentiende que “solo una mujer mala de la cabeza inventaría algo así”) y que se resuelve con el alma del macho que sale en defensa de la hembra, profundizando esta imagen de la protección y autoritarismo masculino –nada más lejos del feminismo y de la emancipación femenina- que no es cuestionado, que se respira como natural, aunque en discursos es algo que se diga que se está combatiendo.

A partir de la reforma electoral, se ha incluido la igualdad de género en la postulación de representantes por listas electorales de los partidos y desde ahí se ha híper publicitado por todos los medios de difusión cultural, esta campaña feminista (que diría Simone de Beauvoir o Emma Goldman en este contexto que se instala esta propaganda política “desde arriba”) que ha desarrollado un cuerpo social de “moralmente superiores” que más que construir espacios y participación, solo buscan sobresalir, mostrando el verdadero rostro de “ese” feminismo: un feminismo para la tribuna, para el público, que solo necesita “un me gusta” en las redes sociales, un repudio anónimo que no contrae ningún riesgo ni ningún grado de compromiso (por eso es fácil señalar culpables sin pruebas en este caso, porque está bien visto salir en defensa de la mujer).

Si estos fueran los antecedentes reales del feminismo, tendríamos que aprender de la cárcel y los códigos de los presos que, profesan la defensa de “la mamita”, y quien viola ese código antes de ingresar en la cárcel, seguramente tendrá un mal pasar. Así como la violencia contra la hermana, hijas o hasta las hijas del prójimo (como les ocurre a los violadores) o hasta robar a un vecino o a alguien del “barrio alto” constituye una diferencia en la supervivencia delictual.

En general, la “cultura carcelaria” apunta a degradar los ataques contra los “más débiles” y sobresalir ante los ataques contra “los más fuertes”, por lo que manifiestan abiertamente favorables en campañas contra la violencia de la mujer (o caben en ese molde si los medios de propagación cultural así lo quisiesen) pero no por ello son feministas, porque aquí también es entendida la mujer como un “animal indefenso que necesita ser protegido por un ser superior: el hombre” lo que impide el desarrollo de autonomía y emancipación, tanto del yugo cultural como también de las relaciones asimétricas de poder (realidad financiera incluida) que verbalmente se dice combatir.

En la DC ha sido el caso de Rincón, que no fue masivamente cuestionado para sacarlo del partido en el momento de sus problemas judiciales “por violencia intrafamiliar”, ni cuando ocurrido esto, se incorporó a una institución de la familia, sino que en plena coyuntura electoral, en contexto de la híper publicitación del femicidio y cosas análogas, se hizo uso de una coyuntural (o quizás completamente nueva) herramienta política, que a nadie le importó por mucho tiempo, pero en este contexto, aparentemente cuando se acaban los argumentos políticos, o ciertas personas ya no pueden ser desplazadas de sus postulaciones políticas, son mediatizadas y aisladas por argumentos de género, que muchas veces, nada tiene que ver con los hechos de la vida real.

El Frente Amplio está pasando por una crisis, que tiene como pilar fundamental el autoritarismo de los jefes de partido más grandes de la coalición, que, por razones propias de la acumulación de poder, pretenden llevarse la cantidad más grande de la torta (nóminas de las postulaciones al parlamento) y otros que por su trayectoria pública, reclaman para sí ciertos distritos.

Fueron expuestos dos audios de la contienda política al interior de la coalición (por parte de Alberto Mayol) donde en CNN, la reportera le pregunta a Karina Oliva “¿Dónde está el efectivo amedrentamiento u hostigación?” a lo que ésta responde: “Hemos naturalizado la violencia machista en distintos ámbitos (como por ejemplo) la violencia de ejercer poder desde una condición masculina, machista”(1), eso da para pensar, entonces, ¿la “violencia” de ejercer poder desde una condición femenina, “hembrista” (si acaso esa palabra existe) no es violencia de género? ¿O es necesario aclarar que existen espacios donde se desenvuelve la violencia y que si la mujer pretende ocupar esas pistas, debe estar preparada para sufrir la violencia? ¿Será solo violencia de género cuando sea de un hombre –sexo superior o dominante- contra una mujer? Hay que reconocer que la violencia política en Chile se ha instalado desde la colonia hasta nuestros días y siempre fue una actividad de hombres, para hombres y por hombres (aunque no podemos obviar que de condiciones socioeconómicas muy específicas en realidad y no un hombre al azar ni en abstracto) dotado de permanente violencia y en el que si la mujer se incorpora a este espacio tan brutal, no puede pretender eliminar la violencia y decorar la institucionalidad con debilidad, delicadeza, de rosado y lleno de roles femeninos –todo esto construido desde una racionalidad machista y falocéntrica, por lo demás- dado que la política es violencia y la violencia consolidada es dominación, y dominación es desigualdad; o dicho de otro modo más elegante, asimetría en las influencias y toma de decisiones.

Ha avanzado tanto la polémica, que se está replanteando la postulación de Mayol por el distrito 10 (después de haber sido automáticamente desechado por su “machismo”) que si es por continuar exhibiciones de ésta categoría, perderán parte de la ovación del público, lo que será traducido en la derrota en la primera vuelta del 19 de noviembre del presente año.

Si ocurre de esta manera, el FA será uno más de los fenómenos electorales que pretenden ocupar el vacío dejado por el PC en las candidaturas de izquierda (salvo que con más votos que la candidatura de Claude y Miranda, solamente contando los resultados en las primarias) pero sin capacidad de formar gobierno y con disputas internas por el poder, al igual que el resto de los partidos y coaliciones.

Si el público identifica aquello como una repetición de lo mismo, el factor sorpresa del Frente Amplio, en términos de representar la novedad política, desaparecerá y solo les quedará la opción de apoyar en segunda vuelta a quien quede en pie contra la candidatura de Piñera, recurriendo al refrito frente popular.

La apuesta del Frente Amplio debería ser apuntando al ejecutivo, pues en el legislativo no marcarán una sorpresa mayoritaria, en cambio desde el ejecutivo podrían marcar un precedente, dada la juventud del movimiento.

Como señalé en mi publicación anterior, las estadísticas aún son favorables para el Frente Amplio, tomando en cuenta que Piñera tiene 24%, todos los demás votos están por fuera de la derecha unificando votos pueden derrotarle, la pregunta es quien lo hará y en qué condiciones reales para enfocar que cosa.
Si se disuelve el Frente Amplio antes de tiempo, es muy probable que la derecha gane las elecciones.
(1) Estas declaraciones pertenecen a Karina Oliva, vocera del frente amplio, lo podemos ver en: Youtube bajo el nombre de “Vocera del FA por Mayol Nos hemos acostumbrado a naturalizar tratos de violencia machista”…

El autor es Cientista Político, licenciado en la Universidad Academia Humanismo Cristiano