Por Carlos Romeo
Hoy 4 de junio del 2017, el Nuevo Herald de Miami publica un artículo que trata del siguiente tema:
“Para hablar de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) en Cuba se tiene que mencionar a Mariela Castro y al Cenesex, que ella preside, dicen tres activistas independientes del Macroproyecto Manos, de visita en Miami para asistir a OutGames, los juegos olímpicos de la comunidad LGBTI.”
“Pero si bien es cierto que la labor de la hija de Raúl Castro ha puesto sobre el tapete el tema de esta comunidad, algunos activistas han decidido emanciparse del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) porque quieren reivindicar la naturaleza social de su proyecto, frente a la “agenda política” que, dicen, maneja la institución oficial.”
Si hubo un tema conflictivo y profundamente vinculado a la cultura del pueblo cubano, ha sido el de la homosexualidad, tanto en hombres como en mujeres. Viejas ideas de origen casi inmemoriales en las culturas de origen europeas se perpetuaron en Cuba y hasta dominaron en la esfera oficial del país durante buena parte del proceso revolucionario. Siendo quien es y por consiguiente, tomando en cuenta la significación objetiva de ser hija del hoy Presidente de Cuba, Mariela Castro Espín, graduada en pedagogía y psicología, habría podido encauzar su vida profesional en direcciones menos ingratas y conflictivas y si decidió luchar por la igualdad en la vida de seres humanos catalogados por una sexualidad considerada aberrante, es porque así lo eligió, mostrando en su vida el mismo principio seguido por su padre y su madre, luchar por hacer realidad sus ideas.
Todos en Cuba han aprendido a respetar a Mariela Castro por sus hechos y no por designio de las alturas fue elegida diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento cubano.
Así y todo, aparece hoy esa noticia de que miembros del conjunto LGBTI como se le llama, han establecido en paralelo su propia organización fuera del ámbito del oficialismo. Al parecer la disidencia, o mejor dicho quienes la dirigen, han descubierto el postulado de Euclides sobre las líneas paralelas las cuales por definición nunca se tocan aunque corren en la misma dirección. Igualdad en la dirección, pero diferenciación permanente en su desarrollo. Iguales pero distintas y diferentes, una oficialista y la otra no oficialista, conformando a la Sociedad Civil a diferencia de entidades oficiales. En este caso, con respecto a los miembros que conforman la agrupación LGBTI, mañana (a lo mejor ya hoy) al conjunto de los abogados, de los médicos, de los obreros, de los campesinos independientes, etc. Es decir, la duplicación en paralelo de agrupaciones “buenas” a las que hay que apoyar y financiar, obviamente desde fuera de Cuba, por fuentes gubernamentales de otros países en que gravitan organizaciones del mismo tipo, o por fuentes consideradas privadas, pero todas ellas con el mismo propósito, el desarrollo del paralelismo institucional en Cuba y con el no confesado anhelo de que hasta sean reprimidas por el oficialismo, catalogado como despótico y antidemocrático.
Es muy posible que quienes lean este comentario consideren al autor como un ingenuo que acaba de darse cuenta de una tendencia que ya lleva tiempo en vigor. Si ese es el caso, no me queda más remedio que reconocer el atraso en haberme dado cuenta de ello. Pero de que la hay,! la hay! Y eso es lo importante a señalar, aunque sea con retraso.
La Habana, junio del 2017