MAÑANA SERÁ TARDE

Por Gerardo Aiquel, desde Canadá

A contrario de muchos, nunca creí en Justin Trudeau. No le di mi voto en las elecciones. Como millones de canadienses deseaba la partida de Harper. No me importaba quien llegara al poder, no podía ser peor que los conservadores. Ese aparente look de rock star, por su accesibilidad, su simpatía hizo que fuera rápidamente adulado por los electores y por la prensa internacional. Fue de todas maneras un aire nuevo, bienvenido que soplaba sobre la colina del Parlamento en Ottawa, muy malograda por las acciones de Stephen Harper. Aplaudía el mundo quizás una nueva visión, más en la onda de la nueva generación.

Con Harper, Canadá se había ganado el repudio global de los ciudadanos, retirándose de los acuerdos de Tokio, boicoteando las Conferencias internacionales en materia de cambio climático. El prestigio canadiense había perdido más que plumas cuando por primera vez le fue negado el apoyo internacional para obtener un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Trudeau, traía la esperanza que bajo su mandato las cosas tomarían un rumbo diferente. Muchos tenían la esperanza que convertiría Canadá en un líder mundial en la lucha contra los cambios climáticos. Su estilo y su maestría de las nuevas tecnologías lo hicieron ganar un capital político y de confianza enorme. La luna de miel ha sido larga, pero ya está llegando a su fin. La realidad lo está atrapando.

En el marzo del 2016, publicó en la red Instagram un autorretrato con su esposa donde aparecen alumbrados por la tenue luz de una vela. Con ese Selfie manifestaba su apoyo al día de la tierra y a la iniciativa «Una hora en la tierra» que invitaba a la población mundial de apagar las luces por una hora. El Primer ministro utilizó su cuenta Twitter para informar que en el presupuesto que presentaría al Parlamento una semana después seria para «crear una economía limpia para Canadá»(1).

En la Conferencia de Paris sobre el cambio climático, Trudeau se tomó una foto acompañado de su Ministro de Medio Ambiente y con un aire solemne afirmó que el problema del cambio climático, Canadá lo trataba seriamente.

Pero, la realidad es otra. El pasado mes de noviembre, Trudeau dio el visto bueno al proyecto de terminal metanero Pacific NorthWest LNG en la Provincia de Columbia Británica. Además, respondió a los deseos de la industria petrolera y aprobó dos importantes proyectos de oleoductos destinados a la exportación petrolera (2). Trudeau declaró incluso que: «nuestra decisión se apoya en un debate riguroso, sobre la ciencia y pruebas establecidas» (3). Como se llama eso? …post, post-qué?

La aprobación de los oleoductos y de la transformación del petróleo bruto de las arenas bituminosas de Alberta que sería transportado por la canalización aumentaría las emisiones de gases a efecto de invernadero de manera sustantiva (4). Según la Agencia canadiense de evaluación ambiental se trataría de uno de los mayores emisores de CO2 en Canadá.

En el mes de Marzo de este año, Justin Trudeau recibió, de la parte de la CERAWeek, en Texas un premio por su liderazgo mundial en materia de energía y de medio ambiente. CERAWeek es una conferencia internacional patrocinada por varias compañías activas en la extracción de petróleo de las arenas bituminosas, la peor catástrofe ambiental canadiense y mundial. Delante de presidentes de compañías como Total, ExxonMobil, Conoco Phillips, BP (la misma de la catástrofe en el Golfo de México), Shell y de ministros de Energía de varios países, nuestro querido Justin declaró: «Ningún país encontraría 173 bn (mil millones) de barriles en el suelo y los dejaría ahí» (5).

La intención de su gobierno, como lo era el de Harper, es hacer llegar a los mercados mundiales, cueste lo que cueste, el petróleo de Canadá, el más sucio del mundo. Además, los oleoductos, que aumentan la capacidad de transporte de petróleo crudo, tendrán como efecto un aumento de la explotación de las arenas bituminosas. El ciclo continua.
Lejos estamos de las promesas de caminos asoleados prometidos por el Primer Ministro en su campaña. Más bien tendremos días sombríos para el clima. Solo que mañana es ya muy tarde.

Montreal, abril, en el día de la Tierra
(1) http://www.lapresse.ca/environnement/201603/20/01-4962651-une-heure-pour-la-terre-la-famille-trudeau-a-participe.php

(2) http://www.ledevoir.com/environnement/actualites-sur-l-environnement/485890/ottawa-approuve-le-pipeline-de-kinder-morgan (la capacidad media cotidiana pasara de 300 000 a 890 000 barriles)

(3) http://www.theglobeandmail.com/news/british-columbia/justin-trudeau-should-reassess-his-scientific-foundation/article33229387/

(4) http://ceaa-acee.gc.ca/050/documents/p80061/116524E.pdf

(5) “No country would find 173bn barrels of oil in the ground and just leave them there.”