Comentario de Aníbal Ricci
Para dar punto de partida, diré que una cinta destacable de este director fue “Trainspotting” (1996), que nos planteaba un mensaje simple como respuesta al mundo de las drogas. Eficaz, de cinematografía delirante al ritmo de buenas bandas musicales, que funcionaba al cien por ciento y entretenía plenamente durante su hora y media de duración. Pero al disfrutar de «Steve Jobs» (2015), estamos en presencia de un salto cuántico en la filmografía de Danny Boyle, gestado a partir de un guión impecable, algo teatralizado, de diálogos eficaces y oportunos que complementan la interacción de un destacadísimo Michael Fassbender ante un reparto de secundarios que también vuela alto. Es curioso (genial en mi opinión) que una película acerca del gran ícono de la tecnología de los últimos decenios no se centre en sofwares ni hardwares sino en la personalidad de Steve Jobs, surgida de las discusiones justo antes de cada uno de sus lanzamientos tecnológicos, y que van desnudando toda la precariedad de sus relaciones parentales. Jobs es una especie de asperguer que solo es capaz de hablar en ceros y unos, un ser con escasos atributos humanos que persigue la perfección destinada a los dioses. Para Jobs no basta lo bueno o lo que ha funcionado en el pasado, simplemente busca aquello que lo sitúe en la cima del éxito. Lo interesante es que de sus labios jamás surgen esas citas empalagosas, pseudo espirituales, de lo que hay que hacer en la vida. Se trata simplemente de un ser proveniente de la cuna del capitalismo que venderá primero la imagen de un computador revolucionario antes de haber perfeccionado el sistema operativo. Es un tramposo que mira desde el cielo y al que tiene sin cuidado la reacción que provoca en los humanos: «Estoy rodeado de grandes músicos, pero yo soy el director de orquesta». Lo mueve la venganza debido a que en su mundo perfecto no tiene contemplada la derrota . Quizás tuvo la suerte de rodearse de incondicionales, colaboradores e incluso enemigos de gran estatura humana, los que siempre le escupieron la verdad y que, según la cinta, lograron redimirlo en su rol de padre, dimensión terrenal de este dios de las computadoras. Al mando de Apple, una vez reconquistada, será implacable con aquellos que no lo encumbren por las nubes en su objetivo de alcanzar, luego de su show mediático, un producto de excelencia. Uno de sus colaboradores le dice: «Se puede ser genial y una buena persona al mismo tiempo», pero Jobs no está para sentimentalismos y pese a su nula condescendencia ante los que tiene al frente, a su manera, logra una especie de comunicación con su hija. La película no aborda sus últimos días, pero Jobs fue tan despiadado con sus colaboradores, tan poco humano, que quizás merecía su temprana muerte, una suerte de ajuste de cuentas de los dioses verdaderos. Sin embargo (el gran mérito de la cinta), nos permite comprender su complejidad y nos emociona, sin artilugios ni manipulaciones baratas, dando una visión profunda del origen de su genialidad.
FICHA TÉCNICA
Título original Steve Jobs
Año 2015
Duración 121 min.
País Estados Unidos
Director Danny Boyle
Guión Aaron Sorkin (Biografía: Walter Isaacson)
Música Daniel Pemberton
Fotografía Alwin H. Küchler
Reparto Michael Fassbender, Kate Winslet, Seth Rogen, Jeff Daniels, Katherine Waterston, Sarah Snook, Michael Stuhlbarg, Perla Haney-Jardine, Adam Shapiro, Jackie Dallas, Makenzie Moss, Afsheen Olyaie, Tina Gilton, Tom O’Reilly, Natalie Stephany Aguilar