TIPOGRAFÍAS TOMADAS DE OTRO CASO

Por Cristian Cottet

“No fue culpa mía si aquella mañana
me encontré con la belleza…”
M. Yourcenar

Esta semana ha llegado hasta la puerta de mi casa dos veces una patrulla de carabineros, la primera para notificarme que debo partir con ellos para cumplir una condena de 15 días de reclusión nocturna por vender libros en la calle (en chileno, vendedor ambulante)… me comprometí con el funcionario a cancelarlo ese mismo día así que partí a conseguirme los recursos, para este caso mi lógica era un cajero a la mano, no, es muy exagerado, vender más libros, tampoco porque me pasarían otra multa, entonces una bomba de bencina, no, mejor opté por encalillarme con dorita, ella me salva, pensé, pero estaba en la playa, entonces recurrí a un par de amigos/colegas que también venden en la misma estación del Tren Metropolitano, entonces con el dinero en la mano partí a cancelar la multa.

La segunda, hace unos quince minutos entregué el vale de pago al funcionario de carabineros mientras otro me miraba desde el interior del radiopatrulla no sé si todo esto es un aviso de la divina providencia o un aviso de dorita para que le pague los 28 meses de pensión que le debo o también puede ser un último esfuerzo del Estado por echar al suelo mi postulación a presidente de la república (no, eso es muy pretencioso), lo más seguro es que sean unos conspiradores amigos que están molestos por faltar a dos reuniones donde se discutiría como apoderarnos del mundo mundial.

Finalmente lo cierto es que ahora tengo un amigo policía, una deuda menos y un texto que no se por qué lo escribí si debería estar trabajando para pagar lo de dorita y el préstamo de mis amigos/colegas, por lo pronto metí el paño (el querido paño de trabajo) a la lavadora y no sea que esto no sea más que una brujería pero yo no creo en brujas… pero de que las hay las hay, por ejemplo las noches de luna me sigue gente sola que salta y se traslada en bicicleta bailando la música de Sol y Lluvia y los artesanos se lucen con una botella y sabemos que el pueblo necesita reunirse cantar mirarse y reír luego en camino del homenaje a Miguel pero algunos años donde almorzaba con un compañero de celda un hombre sentado en los bordes de un rio, entonces sueño por lo que hubo de suceder, es un hombre solo, es un hombres con forma de mujeres, muchas mujeres, es la sombra de un puente, de un árbol, de unas palabras guturales, hombres que se sientan con las piernas abiertas en los carros del tren metropolitano mostrando la ocupación del espacio mostrando el poder que ejercen, en cambio las mujeres se sientan con las piernas juntas protegiendo su sistema reproductivo.

Era una fría tarde de otoño, un hombre viejo y enfermo busca un teléfono público cada día y después de haber marcado el número equivocado varias veces, logra ponerse en contacto con una mujer joven también con problemas visuales que alguna vez le vio pero no recuerda dónde. Tras varios minutos de conversación, el hombre y la muchacha descubren que tienen por común el encantamiento por las palabras escritas, la literatura, las frases, las puntuaciones, pero principalmente el sonido de estas figuras, una A debe acompañarse de una A de una aaaaa que participe del sonido, de la figura y del trazo pero sobre todo que pueden utilizar esas características físicas, sonoras y emocionales para canalizar el arte de escuchar y de sentarse, por ejemplo, en un banco de la plaza más cercana.

Dicho esto, deciden reunirse. A riesgo de lo que sea, reunirse. Eso sí, la distancia impide a la muchacha viajar sola a la capital, así que le solicita al hombre que sea él quien viaje a la provincia donde ella reside. Él acepta pero teme decepcionarla ya que la descripción física que le envió por correo es un poco distante de la realidad. Esa muchacha ciega es un secreto solo suyo, tan suyo que hasta su familia lo ignora.

Así, al llegar al terminal de la ciudad ese hombre que no ha podido retener lo vivido, baja de un bus sin recordar por qué se encuentra en ese lugar, no entiende mucho pero después de retirar su equipaje camina hasta una esquina que ella eligió para encontrarse. Ni mucho menos conoce a la muchacha, en cambio ella después de la pregunta de cortesía a duras penas logra reconocerle por la voz. ¿Pero cómo me has reconocido si no vez? -le dice el hombre impactado, muy sencillo –le responde ella- desde hace dos años puedo ver un poco y lo he mantenido en secreto, por eso me doy cuenta que me has mentido. Lo siento, seguramente quería evitar que te decepcionaras -dice él muy avergonzado de sus olvidos permanentes- no te preocupes, me acabas de dar una gran lección, no hay límites ni cosas imposibles.

Dicho esto, él comenzó a desabrochar la falda sin perder un segundo de lo hecho, olvidando inmediatamente el botón, el broche, el sostén, sus lentes, mientras ella con toda suavidad lamía su cara, su cuello, su pecho… así como el tacto era lo más sensible que a él le quedaba a ella era su lengua donde escondía los cinco sentidos y el ahogo, ella nunca conoció como eran las manos que recorrían su cuerpo y él tampoco recordó jamás si era su pelo, sus labios, la lengua o la humedad de sus muslos lo que les convocaba al más hermoso acto de la vida.

Hay días, eso sí, en que al despertar escucho su voz lidiando con los gatos, luego recuerdo que nunca le gustaron… entonces me obligo a levantarme y comienzo a recorrer los vacíos dormitorios de esta casa.

Finalmente todo se reúne a la velocidad de la vida de los sueños y vuelvo a correr y besarla y subirla al más alto de los árboles que crecen en mis brazos y tomamos fotografías disfrazados de leones y puede gastarme el aire que me resta de la vida, incluso que me resta, y estoy con ella mientras el resto de la humanidad me requiere y le miento a los que mira porque estaré con ella aunque no me vean, aunque me esconda aunque, pierda el bus de retorno, aunque no tenga un peso en los bolsillos, ella es el alimento que requiero, aunque se escapen las ideas yo estaré observándole de lejos y podría contarles algunas cosas pero arriesgo un punto menos en nuestro juego de vecinos y señoras, ahora le observo, disculpen me requiere pidiendo ayuda con la bella.