¿Y CÓMO TE FUE?

Por Cristian Cottet

Corrí todo lo que pude, me embronqué más de una vez, de a ratos quise dejar todo pero finalmente logré ingresar el Informe Nº 3 con las anotaciones que habían enviado, todo listo, comienzo los despidos y no sé de dónde aparece una señora que sin que le pregunten sale con que falta un certificado, pero ¿cuál? pregunto, el de anotaciones laborales responde la dama, ¿y eso de donde lo saco? pregunté y nadie sabía o se hacía como si no supieran, espérenme, señor Cottet son las 13:25 y cerramos estas oficinas a las 14:00, mejor venga otro día.
–aló papá, papáaa, hija le dejé desayuno en la cocina, dígame, papá si lo vi, ¿cómo se hace funcionar el escáner? ¿qué escáner? papá ¡tu escáner! ¿y por qué me pregunta ahora? ya papá, menos discurso y dime como se hace funcionar el escáner…
seguí corriendo a una notaría (ellos saben de estas cosas) y me indicaron que esos certificados los daban en la Inspección del Trabajo, ¿y dónde está esa inspección? mire estamos en la Plaza de Armas siga derecho hasta una calle ancha de doble vía, son como seis cuadras y ahí doble a su derecha y a unas cuatro cuadras está la Inspección del Trabajo.
eran las 13:40 y la Municipalidad la cierran a las 14:00, corrí esas cuadras, llegué a la Inspección del Trabajo y el funcionario, atrás de una ventanilla, me informa que debo llenar un formulario y «depositar $2.500 en el Banco del Estado», ¿y por qué no puedo pagárselo a usted?, porque así lo establece el reglamento ¿sabe dónde está el banco? nuevamente cruzar la ciudad corriendo.
–papá, no encuentro donde se prende el escáner, no se prende enchúfalo y ahí se prende, pero papá no veo ningún enchufe ni interruptor, hija te llamo luego estoy en un aprieto, papá tu siempre estás en un aprieto, un beso, ¡papáaa!
encontré una Caja Vecina, deposité y volví corriendo las diez cuadras a la Inspección del Trabajo, el funcionario hizo lo más rápido que pudo el trámite pero… ¡la jefa no estaba y ella debe firmar este tipo de certificados! ¡noooooo! el funcionario me miró, bajo la cara y dijo, ya, ahí tiene su certificado, le quedan 6 minutos para que cierren la Municipalidad y me debe una para cuando vuelva.
salí corriendo, me caí en medio de una protesta de trabajadores en huelga, una de las huelguistas me grito ¿encontró la Inspección del Trabajo? siii, les grité sin parar de correr, en una de esas vueltas, después del notario, le pregunté a ellas el camino y se acordaron, seguí corriendo, de torpe que soy se me ocurrió preguntar la hora, pero no tenía reloj la señora de la plaza, tampoco el que atendía un quiosco, dejé la hora para otra reencarnación y entré a las oficinas municipales a las 13:58.
ya estamos cerrando, me dijo la funcionaria con el ceño fruncido, pero por esta vez lo recibiremos, me dieron ganas de tirarle un discurso de esos… pero recordé que cuando llegué a verla hice el gesto de darle la mano, gentileza le llaman, y la misma funcionaria echó pie atrás y me dijo, «¿trae todos lo solicitado?»
un detalle, en esto de correr se me rompió un calcetín en la planta, no le di importancia pero eso me rompió la planta del pie, logré ingresar todo el papeleo para así recibir el pago que debía estar cancelado hace meses.
–papito, no te preocupes, Carlos me ayudó y salvé, ¿te espero al almuerzo?
caminé lento hasta la plaza, tomé un café de esos que reconfortan, revisé, paso a paso, todo lo que hice, luego almorcé solo en el Mercado de la ciudad como a las 15:00, pescado frito con puré en el terminal de buses, conversé con la señora que me miraba desde su cocina me contó de un festival de comida local donde ganó con aplausos y ese diploma que usted ve allá, atrás suyo, está un poco entierrado pero se lee, esa soy yo.
terminé de almorzar, compré el pasaje a las 16:00 y me senté en el andén del terminal a observar señoras con sacos de papas, viejitos discutiendo por un partido de futbol del año 63. subí al bus, traté de dormir pero no pude, los campos, los sembrados, el viento… la vida pasaba por mi ventana como en una película en sentido contrario al bus donde miraba un hombre feliz y cansado.