WAKOLDA

Por Aníbal Ricci

«Wakolda es mi preferida, la más rara de todas», dice Lilith, la niña de doce años que aparenta nueve. Si bien la película aborda la perfección de las muñecas y de los seres humanos, esta hija de argentinos es un conejillo de indias, al igual que lo serán sus hermanos gemelos: un bebé de control y el otro para experimentar. El doctor Helmut Gregor busca un patrón hereditario para mejorar la raza, utilizando el influjo seductor oculto bajo capas de distinción, conocimientos y un lenguaje que todos entienden: el dinero.

¿Existirá algo más abstracto que el papel moneda? Para el doctor en medicina el dinero no es importante, simplemente está a su alcance, pero si entiende el poder que tiene sobre el resto de los humanos. Helmut es astuto y aprovecha la educación alemana de Eva, la madre de Lilith (los nombres son importantes: Eva se relaciona con Hitler; Lillith es la sombra de Eva y relaciona su estatura con Liliput).

Hay un subtexto, no tan evidente, un vínculo entre dinero y educación, que cabría revisar. ¿Enviaría usted a su hijo a un colegio católico, si no comulgara con esa religión? Usted probablemente lo haría si supiera que la educación que allí se brinda es superior. ¿Y si esa educación privilegiada fuera impartida en el Instituto Hebreo? ¿O acaso en el Colegio Alemán? La educación de los patrones o de la clase gobernante, a mi entender, siempre será un referente para el ciudadano común, un espejo que Goebbels y los nazis supieron explotar desde sus escuelas.

Al padre de Lilith le importa el origen de las cosas, es desconfiado, en cambio Eva confía en la educación que recibió de su influencia alemana, una suerte de Colonia Dignidad (símil chileno), que respeta sin poner reparos, casi a ciegas, desentendiéndose de la realidad. Algo como: «si es alemán, es bueno». Otro subtexto: ¿usted confía a ciegas en la educación que imparte el colegio de sus hijos?

El dinero es una señal del flujo del universo. Y si usted es un gánster y tiene mucho dinero: ¿será indicio de que todo lo que hace es correcto? El poder del dinero, pienso, es subjetivo. Para Jordan Belfort («The Wolf of Wall Street», Martin Scorsese) el dinero es lo más importante, con él compra todo y a todos. Pero para otros sólo será necesario para compartir una cerveza con los amigos. El poder del dinero es relativo y el valor se lo asigna usted.

La película maneja los hilos de sus personajes. Y también las condiciones climáticas. Cuando los padres de Lilith y Helmut se encuentran en medio de la Patagonia, no saben qué les depara el destino y la naturaleza se presenta salvaje, con relámpagos y truenos. Bariloche y el lago Nahuel Huapi son un hábitat hermoso y amigable. La hostería invita a Helmut a sentirse en casa, un pedazo de Alemania en territorio argentino. El sol y el buen tiempo los acompañan hasta las primeras dudas acerca del huésped. Cae la nieve y las relaciones se enfrían. Surge la desconfianza, pero el dinero también compra la salud de los gemelos. Los padres de Lilith hacen vista gorda para asegurar el bienestar de sus hijos y no cuestionan a los guardias y candados que custodian la casa de sus vecinos. «Ya te vas a olvidar de mí», le dice el médico alemán a Lilith y la familia sospecha que se trata de Josef Mengele que vuela en un hidroplano escapando de las fuerzas de inteligencia israelíes.

Ficha Técnica

Título original  Wakolda
Año                   2013
Duración        89 min.
País                 Argentina
Dirección       Lucía Puenzo
Guion              Lucía Puenzo
Música           Andrés Goldstein, Daniel Tarrab
Fotografía     Nicolás Puenzo
Reparto        Àlex Brendemühl, Florencia Bado, Natalia Oreiro, Diego Peretti, Elena Roger, Guillermo Pfening,

Ana Pauls, Alan Daicz, Abril Braunstein, Juan I. Martínez, Nicolás Marsella, Carlos Kaspar