UN HOMBRE LLORA EN MEDIO DEL PLANETA

Por Cristian Cottet

Es la tarde de un día cualquiera, salgo de casa, me dirijo a la estación del Tren Metropolitano y después de cargar la tarjeta Bip comienzo la subida hasta el andén.
-¿Va muy pesada la carga? ¿Le ayudo con esa maleta?
Le digo a un hombre cargado de maletas.
-Gracias –me dice-, en verdad que están pesadas.
-¿Y que lleva aquí tan pesado?
-Copete, llevo estas dos maletas con copete.
-¿Y por qué tanto?
Estamos ya en el andén, nos sentamos esperando el tren.
-Voy a La Serena, tengo una parcelita que hicimos con mi vieja…
-Pero, ¿será necesario tanto copete para un viaje tan breve?
Sentados ya en el andén, sube la mirada y me enfrenta con humildad.
-Mi vieja murió hace unos días. La enterré solo, le conversé al oído. Éramos yuntas. Con ella recorrí casi toda Europa, nos fuimos a trabajar a Israel, nos bañamos en el Mediterráneo, yo soy chef de hoteles, hotelero le dicen…
-Chuchas, amigo…
No supe qué decir, ¿qué se puede decir? Subimos a un carro, nos sentamos juntos y conversamos, nos contamos algunas maldades, reímos, nos olvidamos de la señora sentada enfrente. Tuvimos la intención de abrir una de las botellas, pero la señora de enfrente nos contuvo.
-Por eso llevo todo este copete… no se qué hacer y decidí partir a La Serena.
Su rostro era triste, su voz era triste. Miraba el suelo en silencio.
-¿Quiere que le acompañe?
Fue lo que me salió del fondo…
-No mi amigo, hay cosas que un hombre debe hacer solo.

Abril 2020