POR LOS DERECHOS DEL PUEBLO

“Queríamos crear un punto de encuentro de las organizaciones sociales, queríamos ser un referente político, queríamos defender los derechos humanos… los derechos del pueblo, queríamos todo…. Estábamos seguros de lograrlo. Habíamos sufrido tanto…”. Con estas palabras, Blanca Rengifo, religiosa y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, revelaba poco tiempo antes de su muerte en mayo de 1988, los objetivos que se propuso el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo, CODEPU, al momento de su fundación en noviembre de 1980.
Quienes protagonizaron la historia de la institución en tiempos de la dictadura, relatan sus experiencias y en un ejercicio de memoria, recuerdan el rol de la institución en la lucha contra la tiranía y con el cual “la democracia tiene una enorme deuda”, como señala uno de sus integrantes. “Es la historia de una organización que emerge a la sociedad en circunstancias históricas de plena violación de los derechos humanos, y de una progresiva y creciente movilización popular en repudio al terrorismo de Estado. Terrorismo estatal que representaba la ruptura perversa del valor esencial para el desarrollo de la existencia humana, es decir la relación con el otro, o con los otros” como señala su actual Presidenta, Viviana Uribe Tamblay.
El texto intenta resumir la historia de la instancia defensora de los derechos humanos, pero es también la historia- a veces olvidada- de organizaciones sociales, de militantes, de personalidades democráticas, y esencialmente del pueblo mismo que entregó lo mejor de sí para poner fin al oprobio.
Como dicen sus editores la gestación de CODEPU -que presidió la abogada Fabiola Letelier del Solar- no guarda relación con su aparición pública el 8 de noviembre de 1980 sino que fue el resultado de diversos procesos sociales y políticos que confluyeron para darle vida y cuyo accionar -en esos tiempos de urgencia y emergencias- es necesario rescatar antes que el paso del tiempo lo arrastre a las profundidades del olvido.
CODEPU resistió el asesinato del Secretario Ejecutivo, Patricio Sobarzo en 1984, y la afectó –como todos los crímenes- el homicidio de Jécar Nehgme en 1989. La institución afrontó allanamientos, seguimientos y amenazas, incluidas detenciones y torturas tanto de sus integrantes como de las redes más cercanas. La dictadura pretendía detener la actividad de este grupo de rebeldes que sostiene como fundamentos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto de San José de Costa Rica y la Declaración de los Derechos de los Pueblos de Argel, entre otros instrumentos internacionales de derechos humanos. CODEPU luchó por el pleno respeto a los derechos individuales y colectivos, haciendo suyos la demanda por los derechos sociales, económicos y políticos de todo el pueblo.
“Quizás el legado más hermoso de CODEPU fue que esta institución jamás discriminó entre los distintos combatientes de nuestro país. Entre los que escogieron la vía pacífica o la violenta para sacudirnos del régimen terrorista. Entre todos los que recurrieron a su asistencia jurídica, médica y psicológica”, señala en el prólogo el periodista y Premio Nacional de Periodismo, Juan Pablo Cárdenas y quien conformara el primer Directorio del organismo junto a Fabiola Letelier, Fernando Castillo, Manuel Almeyda, Fernando Zegers, María Maluenda, Rafael Maroto y Blanca Rengifo.
Por los Derechos del Pueblo, Memoria CODEPU 1980-1980, se titula el libro que recoge esta historia y cuyo lanzamiento se realizó el 14 de diciembre, en el Museo de la Memoria.