LA LLAMADA “POLÍTICA REALISTA”

Por Carlos Romeo

¿Cómo es posible que ocho días entes de que termine su periodo presidencial, Obama “complazca una vez más” al Gobierno Cubano derogando las medidas que privilegiaban a los nacionales de ese país para ingresar y obtener la residencia en los EE.UU.? ¿No decían los anti castristas de Miami, en particular los antiguos miembros de la brigada 2506 que habían desembarcado en 1961 en Playa Girón, que habían apoyado la candidatura de Trump porque desmantelaría la política de Obama de acercamiento a Cuba?

Pues bien, acabamos de presenciar una típica maniobra propia de la “real politique ” que se practica en ese país. En efecto, la bandera levantada por Trump en contra de la inmigración, básicamente de latinos, jugo un muy importante rol en su campaña basada en” grandes decisiones”, en el fondo razones simplistas, destinadas a dar una imagen de drásticos cambios a los efectos de” volver a hacer grande a América”, como fue también su mensaje de que haría regresar a los EE.UU. al capital de ese país instalado en terceros países como México y la República Popular China.

¿Cómo compatibilizar entonces, su propuesta del muro a levantar a todo lo largo de la frontera con México para frenar la inmigración de latinoamericanos, con la concesión automática de la residencia en los EE.UU. a cualquier cubano, que son también latinos, que llegara a ese país por la vía que fuera? Pues la solución fue muy simple y sencilla: que ese “merito” se lo lleve Obama, con lo cual él no traicionaría la confianza de los cubanos reaccionarios de Miami que votaron por él, ni al puñado de representantes y senadores de origen cubano que lo apoyaron para ser elegido. Por lo demás, es un hecho ya divulgado de que, durante sus dos periodos presidenciales, Obama batió el record norteamericano de deportación de ilegales en su territorio.

Días atrás comentábamos que el nuevo Gobierno Norteamericano de Trump enfrentaba la alternativa de segur una línea política basada en la ideología o en los negocios, vale decir entre ideas morales y éticas u objetivos muy concretos de gran aceptación por quienes votaron por él, siempre y cuando coincidan con los intereses del imperio político y económico que ha pasado a encabezar, pero no para lo que él pueda creer que debe hacerse, sino que para cumplir con los intereses de ese imperio del cual ha pasado a ser su “gerente general” que, como todo administrador, debe cumplir las orientaciones que deciden los representantes de sus propietarios, entre los cuales, pese a su fortuna personal, es solo un miembro de segunda categoría.

¿Cuál será la próxima lección de “real politique” que nos dará Trump? ¿La autorización a los norteamericanos para visitar Cuba como turistas (cerca de 270.000 en 2016, un 74% más que en el 2015, mediante decenas de vuelos diarios regulares entre ambos países)? ¿La compra de productos cubanos de exportación, como ya es el caso del carbón vegetal? ¿La autorización de inversiones norteamericanas en Cuba? ¿O la autorización para que Cuba pueda utilizar el dólar norteamericano?

Simplemente esperemos a ver lo que sucederá.
La Habana, 13 de enero del 2017