¿CÓMO REPERCUTEN EN CHILE LOS PROCESOS GLOBALES?

¿Las tendencias mundiales en curso, cómo inciden en la economía chilena? Sin duda las repercusiones son muy elevadas dado el grado de apertura con el exterior que tiene el país tanto al movimiento comercial como al de capitales. Chile es uno de los países con más acuerdos de libre comercio, 26 en total, los cuales incluyen a las dos mayores economías mundiales, EEUU y China. Ello hace que el conflicto comercial entre ambas potencias y las decisiones de política económica de las autoridades respectivas impacten en el territorio nacional. En 2018, según las cifras del Servicio Nacional de Aduanas, el arancel efectivo promedio fue de 0,81%, el más reducido en la historia comercial del país. A inicios del siglo el arancel efectivo fue de 6,7%.

En el plano comercial, el país es en buena medida “chinodependiente” y los dos países, China y EEUU, explican algo menos de la mitad del intercambio comercial total chileno. De acuerdo a cifras del Reporte Anual de Comercio Exterior del Departamento de Estudios de la Direcon, el porcentaje del intercambio bilateral con China alcanzó a un 30% del total en 2018 si se considera al conjunto de países con los cuales se tienen tratados de libre comercio. Ese porcentaje es casi similar tomado de conjunto al de EEUU (17%) y el de la Unión Europea (14%). Si a ello agregamos que la potencia asiática es el mayor adquirente de recursos primarios exportados por Chile, su gravitación es muy alta.

Cada vez que se anuncia un nuevo tratado, el énfasis de las formulaciones oficiales es destacar de manera absolutamente prioritaria los beneficios a obtenerse en materias de exportaciones, olvidándose que los acuerdos suscritos tienen dos direcciones y, por consiguiente, también presentan beneficios para el capital, empresas y productos que entran al país. Por lo demás, la generalidad de los hechos económicos tiene no uno sino más aspectos lo cual exige tener una visión total, considerando tanto los aspectos positivos como negativos que se
producen.

En cuanto a la apertura al movimiento de capitales es absoluta, ello conduce a que lo fundamental funcione en correspondencia con decisiones adoptadas en el exterior. Ahora bien, ¿Quiénes son los que hegemonizan los mercados globales? El premio Nobel Joseph Stiglitz describió “el malestar de la globalización”, consecuencia de impactos negativos que fueron aprovechados ampliamente por Donald Trump en su campaña electoral y después, sin resolverlos, en su gobierno. “La globalización –escribe Stiglitz en el epilogo de la edición de 2017 de “El malestar de la globalización- es dinámica y cambiante. Trump, la crisis financiera mundial, la crisis del Este asiático, el ascenso de China y otros mercados emergentes, constituyen algunas de las cosas que han ocurrido en las dos últimas décadas y que han cambiado la globalización en forma definitiva. Hace veinte años, la queja de los países en desarrollo era que los vencedores de la globalización eran los países desarrollados, que estaban dictando las normas
para su propio beneficio. Un sencillo pero importante detalle –subrayó- (…) es que los que estaban dictando la norma no eran ni Estados Unidos ni los países avanzados como grupo, sino los intereses empresariales y financieros dentro de Estados Unidos. Ellos fueron los grandes ganadores (…)”. (1)

Las políticas estadounidenses tienen necesariamente una repercusión global, por el peso de su economía y también su influencia política, aunque con Trump entró en contradicciones abiertas con estructuras dominantes internacionales, en gran medida diseñadas con la presencia decisiva de anteriores gobiernos en la Casa Blanca, incluidos aquellos con presidentes republicanos. Trump pone en primer lugar su visión de lo que sería conveniente para EEUU.Trata siem pre que las negociaciones sean bilaterales, como se mostró incluso en la renegociación
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, donde la fase final la efectuó primero exclusivamente con México. También su obsesión por reducir el déficit comercial del país lo intenta disminuir de esta manera, aunque en realidad el resultado final en cada caso está en dependencia con tendencias multilaterales. Esta forma de actuar acentúa la carencia de estructuras económicas con capacidad de incidir en decisiones generales, incluidas los básicos
temas medioambientales y de seguridad alimentaria. No existe una organicidad económica global que desempeñe este papel. No la cumple el G20, como se ha demostrado en sucesivas reuniones. Tampoco el FMI donde, por lo  demás, la presencia de EEUU es desproporcionada, aún más evidente con la evolución mundial en curso donde claramente aumenta la presencia de otros actores.

En cuanto a temas económicos específicos ha tenido una gravitación en todos los países, y muy marcadamente en emergentes como Chile, la política de normalización monetaria de la Reserva Federal, que empujó en su aplicación la revaluación del dólar en los mercados internacionales y la salida de capitales desde naciones emergentes, con expresiones criticas como se manifestó en Argentina. Cuando en los inicios de 2019, la Fed frenó el proceso de elevación de su tasa de interés de política monetaria los movimientos, como se manifestó también en Chile,
comenzaron a darse en sentido inverso, con repercusiones inmediatas en las paridades cambiarias y los movimientos de capitales.

La región ya había vivido experiencias en el pasado a partir de modificaciones de tasa de interés en los mercados mundiales. A comienzos de la década de los ochenta, para frenar un proceso de estanflación EEUU y otros países desarrollados subieron bruscamente sus tasas de interés,  lo cual se constituyó en un factor impulsor directo de la crisis de la deuda externa latinoamericana. Más cerca en el tiempo, cuando los principales bancos centrales, buscando impedir que la Gran Recesión se transformase en una depresión, objetivo logrado, redujeron sus
tasas de interés a niveles cercanos a cero incluso en algunos lugares y periodos con tasas negativas, corrientes importantes de fondos se movieron a países emergentes revaluando lasmonedas nacionales y provocando el deterioro de sus exportaciones

Es absolutamente claro igualmente el impacto externo tenido por la decisión adoptada a fines de 2017 por Trump de reducir ostensiblemente los impuestos corporativos en EEUU, lo cual influyó –así como la mantención del crecimiento en la economía china- para que el proceso de desaceleración económica global vivida a partir del segundo semestre del 2018 fuese menos acentuado. Incidencia que al final del año comenzó a modificarse. Por ello el FMI redujo sus estimaciones de crecimiento en 2019 y en 2020 de la economía estadounidense.
Chile durante la presente década vivió un largo periodo de recesión con crecimiento,desde el segundo semestre del 2013, a fines de la primera administración de Sebastián Piñera, hasta el segundo semestre de 2017. En ello influyó claramente el proceso vivido en la economía mundial denominado por el FMI de “nueva mediocridad”. En 2018, igualmente la economía chilena repercutió el proceso de desaceleración que se vivió globalmente y continúa hasta la
fecha. La evolución concreta de la economía del país es imposible querer analizarla sin tener presente el curso y los grandes fenómenos en desarrollo en la economía mundial.

(1) Joseph Stiglitz. El malestar en la globalización. Revisitado. Duodécima edición ampliada. Penguin Random House Grupo Editorial, septiembre de 2018. España, pág. 390

Hugo Fazio