FENÓMENOS POLÍTICOS EN AMÉRICA

Por Max Oñate Brandstetter

“Conservar la paz y el futuro de la humanidad”
Lema humanista del año internacional de la paz (ONU 1987)

Como hemos podido observar este último tiempo, Chile constituye en sí mismo una particularidad en lo político, puesto que en un periodo de “refundación nacional”, periodo enunciado a través de los medios de comunicación, todo apuntaba al cambio de la carta magna, esperando realizarla con la mayor participación ciudadana posible y nos encontramos con:

Fuertes movimientos sociales desarrollándose contra el capital financiero como director de la productividad y crecimiento nacional, lo que ha dejado en evidencia la creciente fractura entre las autoridades y el mundo civil, inicialmente por las promesas no cumplidas del gobierno que asume en plena movilización social y que ofrece cambios, pero no ejecuta la “voluntad de la ciudadanía que hizo posible su triunfo electoral”; sin embargo el hecho de que aquella ilegitimidad numérica en el apoyo a la democracia tiene que ver con la acumulación de experiencia histórica (promesas no cumplidas) financiamiento transversal de SQM a todos los sectores políticos y el paradigma “apolítico” o “aideológico” del comportamiento ciudadano despolitizado, donde el ciudadano deja de existir y se concibe a sí mismo como un cliente (al menos así lo definen las ciencias sociales, principalmente la ciencia política, cuando denominan al “Hommo economicus”). Pese a este enfoque teórico, la ciudadanía se ha movilizado para cambiar el trato social de cliente a sujeto de derecho, por tanto los movimientos sociales echan por tierra el mapa cognitivo del paradigma neoliberal.

Cabe destacar que en este año consagrado como constituyente, han coexistido fuertes movimientos sociales (no para ponerse a favor o en contra, sino para desplazar al capital financiero como dueño de lo que antes fue concebido como derecho) represión en las calles, acumulación de fuerza y este preciso mes se realizará una movilización más por la causa de “No + AFP”.

El país referente en términos de explicación de mundo (mapa cognitivo) en la disciplina de las ciencias sociales en general, Estados Unidos de Norte América, que establece estas categorías sociales como el Hommo economicus, que son desbordadas por el dinamismo de la realidad (la realidad no es estática sino que está en constante movimiento) y los movimientos sociales (mein stream en particular para la ciencia política) atraviesa una coyuntura electoral híper publicitada en los medios de comunicación, donde el eje central de información a la ciudadanía de “Chile y el mundo” pasa por las políticas de segregación o inclusión racial de los inmigrantes.

Este país contiene desde mi punto de vista profesional, un fraude electoral permanente, por varias razones:

Primero, la votación es bipartidista (similar al comportamiento electoral chileno como resultado del sistema binominal) por lo que la alternancia en el poder en los cambios de administración pública son más bien escasos, dado que la distancia ideológica entre demócratas y republicanos es casi nula, como si en Chile se disputaran el poder representativo permanentemente UDI con RN.

Segundo; la votación presidencial: en esa polémica entre el híper racismo ultra nacionalista y el llamado a la sensatez del progreso de los pueblos, desarrollo económico e inclusión globalizada (este es el eje en que gira la teatralidad política norteamericana) es puesto en escena como el riesgo definitivo que atraviesa USA y el mundo, cuando lo sustancial es preguntarse el porqué la forma de votación es indirecta, dado que el ciudadano vota por un “comisario” o “comisionado” que en calidad de representante local de “la voluntad democrática”, deposita su voto por el candidato que más se le aproxime (lo grave es la “enajenación” del voto, quedando a criterio de intermediarios, el resultado electoral y representativo) a lo que éste interpreta como democracia encarnada en la voluntad general.

En este país se inventó el concepto Gerrymandering, que consiste en la lógica de que si se dispone del poder para la delimitación interesada en las unidades geográficas de representación política (distritos y circunscripciones) conviene definir la distribución, quitando al adversario un bastión electoral, porque desde ahí no solamente se define la proporción demográfica por escaño, sino que define que fracción de la población otorga su apoyo electoral y a qué candidatos.

Redefinen el mapa electoral para obtener cupos por sobrerrepresentación (cosa que también se emuló muy bien en Chile), cuentan con un sistema de participación electoral indirecto (lo que constituiría una democracia secuestrada a nivel de participación electoral) pero en el teatro político a nivel global exhiben que el mayor problema de la democracia norteamericana pasa por la política nacional “hacia las otras razas”, realizando videos publicitarios (a nivel electoral) con figuras públicas y actores que encarnan los superhéroes recientemente exhibidos en el cine a nivel mundial, pero sin advertir que la participación ciudadana electoral es irrelevante para constituir gobiernos en este país.

Si esta hipótesis (la participación electoral irrelevante para constituir gobiernos) fuera una realidad que cruza la frontera norteamericana, podríamos entran en un debate sobre “que tan democrática es la democracia occidental” con pruebas en torno a la manipulación de la voluntad ciudadana, configuración representativa y la capacidad política nacional de los representantes (aunque es materia de otro tipo y no de la finalidad de este artículo), aunque deberíamos admitir el secuestro electoral norteamericano como principio académico objetivo.

El último fenómeno político al que nos referiremos, es el caso de Colombia y su proceso de paz firmado éste lunes.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a la fecha llevan 50 años de lucha armada y directa con lo que considera su némesis (el Estado burgués y su cuerpo armado).

Estas “fuerzas armadas” fueron fundadas por los liberales (que luego se incorporaron al sistema de representación electoral, lógica del entrismo) e incorporadas más tarde por los comunistas (partido nacido en esta guerra) y demás fuerzas disidentes del sistema “oligárquico-liberal”.

Tras medio siglo de lucha armada (para cualquier bando y para cualquier ideología política) sin resultados de aniquilación a su contraparte, es necesario replantearse la estrategia y buscar posibilidades de paz, tratando en lo posible de “repartirse el poderío acumulado” para así evitar la subyugación definitiva de la guerrilla tanto como del ejército regular.

En éste marco (con los detalles poco claros y poco definidos en la información pública que circula en los medios oficiales) las FARC han decidido deponer las armas, eliminando el ícono de defensa armada revolucionaria, para transformarse en una tendencia electoral en calidad de partido político electoral, que acepta las leyes del juego democrático.

Debemos asumir que incluso en el periodo de guerra civil española (1936-39) todo el mundo quería que acabara pronto la guerra en cualquier escenario. Los republicanos (que agrupaba a anarquistas, comunistas, liberales, demócratas y marxistas) querían el triunfo de la causa republicana y de la democracia pero no en un escenario donde el costo fuera de 50 años.

Se acaba la guerra más larga sostenida en el marco de las guerras modernas en Latinoamérica, donde los militares pasan a ser candidatos civiles (pero los caudillos de la derecha latinoamericana cumplen perfectamente con este perfil, por lo que el caso de las FARC pasa a constituir una excepcional particularidad) que podrían eventualmente “ejercer el poder sobre toda la ciudadanía pero legalmente” en vez de un poder localizado e ilegal que ha constituido este ejercito paralelo.

¿Qué consecuencias traerá este relevante hecho en el tablero del ordenamiento del poder a nivel mundial? ¿Esta paz deseable por el desgaste y las muertes en el proceso será duradera y será reducida solo a la expresión electoral de la democracia? ¿De qué forma afectará a la política latinoamericana y particularmente a la izquierda?

El autor es Cientista Político, licenciado de la Universidad Academia Humanismo Cristiano