ESTADOS UNIDOS: RECESIÓN COMENZÓ EN FEBRERO

La Oficina Nacional de Investigación Económica (ONIE), institución privada reconocida como la que define el comienzo o el término de una recesión en EEUU, determinó que ella se inició en el mes de febrero, considerando que la caída en “(…) magnitud sin precedentes del empleo y la producción y su amplio alcance en toda la economía, justifica la designación de este episodio como una recesión, incluso si resulta ser más breve que las recesiones anteriores”. La ONIE ratificó que la caída de la actividad económica en enero-marzo fue de 4,8% en tasa anualizada, previendo que en el trimestre en curso sería en torno a 20% (08/06/20). El paso a la recesión fue, al igual que en China y diferentes países europeos, muy fuerte y rápida como consecuencia de las medidas de políticas públicas para enfrentar la pandemia.

La Reserva Federal estimó la contracción a producirse en EEUU durante el año en 6,5%, alcanzando la tasa de desempleo a un 9,3% de la fuerza de trabajo. Agregando que no se logrará bajar la tasa de paro por debajo del 5% hasta el año 2023, en los últimos cinco años su porcentaje estuvieron siempre bajo el 5%. “La actual crisis de salud pública – señaló- tendrá un gran peso en la actividad económica, el empleo y la inflación de corto plazo. Plantea riesgos considerables para las perspectivas económicas de mediano plazo”. A pesar de subsistir niveles de incertidumbre se entregaron proyecciones a futuro las cuales estaban suspendidas desde marzo. La estimación de inflación para 2020 fue de 0,8%.

Las proyecciones, explicó su presidente, Jerome Powell, se efectuaron considerando una “expectativa general de una recuperación económica que comience en la segunda mitad de este año y dure los próximos dos años, respaldadas por las tasas de interés (…). Pasamos – agregó- del nivel de desempleo más bajo en los últimos cincuenta años al más alto en dos meses”, el cual “no afecta a todos los estadounidenses por igual” siendo los más perjudicados los afroamericanos, los latinos y las mujeres. “Vamos a usar -reiteró- nuestras herramientas hasta que la economía esté completamente recuperada. No estamos pensando en subir las tasas (de interés)”. Manteniéndose los programas de relajamiento cuantitativo, mediante la adquisición de títulos de deuda, “al menos al ritmo actual” (10/06/20).

Si la Eurozona o la Unión Europea (UE) usasen la formulación de la ONIE para definir recesión varios de sus países miembros se encontrarían en esta situación. ubicando probablemente su inicio en marzo. Eurostat, la oficina estadística de la UE, constató que el producto de la Eurozona disminuyó en el primer trimestre en 3,6%, constituyendo la mayor caída de su serie histórica, debido ante todo a las medidas de confinamiento adoptadas en la segunda mitad de marzo. Las mayores reducciones se registraron en Francia e Italia, con disminuciones de 5,3%, y España 5,2%. Constituye en estos países su tercera recesión en un lapso muy breve. La primera de ellas fue con motivo de la Gran Recesión en 2008-2009. Y la segunda en 2012. La reducción del PIB de la UE en el primer trimestre fue de 3,2%.

El Banco Mundial, en sus Perspectivas Económicas Mundiales entregada en junio actualizando sus proyecciones para 2020 y 2021, precisamente recalcó que la pandemia causó un golpe “rápido y macizo” que hundió a la economía mundial en el derrumbe más extendido desde 1870, hace un siglo y medio. “La pandemia -explicitó- representa el mayor golpe económico que el mundo ha experimentado en décadas, provocando un colapso de la actividad global”. Luego explicó que constituye la peor recesión en ochenta años, desde la Gran Depresión, pero la caída del producto bruto per cápita es la más extendido desde 1870 debido al mayor número de países afectados. Destacando su carácter marcadamente sincrónico, el 90% de los países tendrán en el año cifras de actividad negativas. Considerando que este impacto puede conducir a que entre setenta y cien millones de personas caigan a la pobreza extrema. En su informe anterior, la estimación del Banco Mundial fue que este golpe lo experimentarían sesenta millones de personas, demostrándose así nuevamente el deterioro muy rápido de la situación global.

El impacto advirtió va a ser más fuerte en aquellos países donde la pandemia fue más severa y en aquellas zonas que sean más dependientes del comercio global, el turismo, las exportaciones y el financiamiento exterior. “Estas son -enfatizó su vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Ceyla Pazarbasioglu– unas perspectivas profundamente desoladoras, con una crisis que probablemente dejará cicatrices duraderas y planteará después problemas globales enormes” (08/06/20).

Su estimación de caída en el producto global fue de 5,2%, muy por encima del 2,5% proyectado seis meses antes, cuantificando así el deterioro producido. Dejando constancia que de existir un repunte de la pandemia o se tarde en controlar su avance la reducción podría llegar al 8%. En grandes economías el colapso será muy pronunciado, con la excepción de China, para la cual proyectó un incremento de solo un 0,1% y una recuperación en 2021 de 6,9%. EEUU descenderá un 6,1%, la Eurozona en 9,1% y Japón en 6,1%.

Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) proyectó igualmente en junio que de conseguirse la contención de la propagación del coronavirus la economía mundial se contraería en el año un 6% y de darse una intensificación mayor podría alcanzar a 7,6%. “La recesión de la Covid-19 – señaló- es la peor crisis sanitaria y económica desde la Segunda Guerra Mundial. (…) los impactos económicos serán fuertes en todas partes (…) en muchas economías avanzadas se podrían perder para finales de 2021 el equivalente de cinco años o más del crecimiento de la renta real per cápita. Considerando que en 2021 se volvería a cifras positivas, estimadas en 2,8%, pero que “la recuperación será lenta y la crisis tendrá efectos de larga duración que afectarán de manera desproporcionada a las personas más vulnerables.

Al finalizar 2021, manifestó Laurence Boone, su economista jefa, “la pérdida de ingresos excederá a la de cualquier otra recesión en los últimos cien años fuera de los periodos de guerra, con consecuencias nefastas para las personas, las empresas y los gobiernos” (10/06/20). En cuanto al comercio mundial, la OCDE estimó su caída durante 2020 en 9,1% de no recrudecer la epidemia y hasta 11,5% de registrarse una segunda oleada de contagios.

Los informes del Banco Mundial y de la OCDE dan gran importancia a los efectos a producirse en los países emergentes y en desarrollo. “Una de las conclusiones más destacadas del informe – comentó Martin Wolf, en Financial Times, refiriéndose al del Banco Mundial – es la escala de incertidumbre sobre lo que se avecina. Después de todo – agregó -, estamos en una etapa temprana en el manejo de la enfermedad. Eso es particularmente cierto para los países emergentes y en desarrollo, donde el Covid-19 todavía está despegando. Las medidas para contenerlo son especialmente difíciles de implementar allí, dada la dependencia de muchos países del trabajo informal y las limitadas capacidades sanitarias y fiscales de los gobiernos. Sin embargo, el manejo de la pandemia es solo una parte del desafío que ahora enfrentan los países emergentes y en desarrollo. Muchos de ellos son muy vulnerables a las crisis económicas mundiales” (10/06/20).

Para América Latina, el Banco Mundial estimó que la economía en 2020 se contraerá un 7,7%. Argumentando que “el coronavirus ha empeorado dramáticamente las condiciones económicas de América Latina y el Caribe”. Dando cuatro factores centrales que lo explican: las medidas de confinamiento para evitar la propagación de la pandemia, la cual al momento del informe continuaba creciendo; el descenso en las cotizaciones de las materias primas; el deterioro de las condiciones financieras; y el empeoramiento generalizado de la actividad económica mundial.

Las proyecciones destacan niveles elevados de reducciones de la actividad en los mayores países de la región. Para Brasil lo estableció en 8%. Se trata de un país que registró dos años de recesión en 2015 y 2016, con un descenso conjunto del orden de un 7%, y recuperaciones muy reducidas los tres años siguientes, encontrándose su producto al iniciar 2020 al mismo nivel del año 2012. En el primer trimestre descendió un 0,3% en cifras anualizadas, habiéndose establecido medidas para enfrentar la pandemia en la segunda quincena de marzo. “Es – recalcó Rebeca Palis, coordinadora de cuentas nacionales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas- una crisis completamente diferente. Por lo general empezaba en la industria. Ahora, empieza por el sector servicios”.

Por su parte, México en enero-marzo disminuyó en 1,2%, su peor registro en once años, completando tres trimestres consecutivos en retroceso. En 2019, el promedio descendió un 0,1%. Por tanto, su proceso contractivo comenzó antes de la pandemia. El Banco Central, que ha reducido en varias oportunidades su tasa de interés, considerando la elevada incertidumbre, estimó el nivel de actividad de 2020 en tres escenarios, dos de ellos algo superiores al 8%, por encima de la proyección del Banco Mundial de 7,5%. En abril la producción manufacturera azteca descendió en términos anualizados un 35% y la construcción en 38%. A fines de marzo el gobierno había decidido ante la propagación de la pandemia a suspender actividades. La producción de vehículos cayó en 98,7% y la de autopartes en el 80% que se destinan mayoritariamente a fábricas en EEUU. En abril y mayo, según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el país se perdieron 899.773 empleos formales, cantidad superior a la mayor pérdida experimentada durante la Gran Recesión. El IMSS cifró que en abril dejaron de trabajar cerca de 12 millones de personas, de las cuales unos diez millones lo hacían en la informalidad.

Argentina registrará un nuevo año en recesión, con una caída en el año, según el Banco Mundial, de 7,7%. El 12 de junio, el Gobierno transandino acordó la cuarta prórroga en la renegociación con los acreedores privados externos, por la suma de US$68.000 millones, sin considerar los intereses, Las autoridades argentinas entregaron una nueva propuesta. El FMI sugirió que no se cancelase más de cincuenta centavos por cada dólar para obtener un acuerdo “sostenible”. Los acreedores presionan para lograr más de los cincuenta centavos. Una cifra especialmente negativa entregó el informe para Perú, al estimar un descenso en el año de 12%, como consecuencia anotó del impacto negativo de las medidas sanitarias en la actividad económica muy superior a lo esperado y por la caída en las cotizaciones de las materias primas que exportan. “Fuimos uno de los primeros países en la región en imponer aislamiento – manifestó el director de la consultora Vox Populi -, pero con el tiempo vemos las consecuencias, ya que un 70% de la población vive de actividades informales del día a día”

La informalidad del trabajo es un gran problema de la región. De acuerdo a cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) unos 158 millones de personas, más del 53% de la población ocupada en la región (293 millones) son informales. En varios países el porcentaje se aproxima al 80%, como Bolivia, Guatemala y Nicaragua. Esta situación adquiere expresiones más dramáticas en el contexto de las medidas para enfrentar la pandemia. En muchos países, subrayó la OIT, las medidas de contención “no pueden ser aplicadas eficazmente porque los trabajadores necesitan laborar para alimentar a sus familias, y no tienen otros medios de subsistencia. Enfrentan un dilema que prácticamente no puede ser resuelto: morir de hambre o por el virus” (09/06/20). Es un cuadro que con las medidas de confinamiento se han vivido en muchos lugares del país

La crisis del Covid-19, de acuerdo siempre a estimaciones de la OIT ya había causado al comenzar junio en los trabajadores informales la pérdida de hasta el 80% de sus ingresos en los meses de la crisis provocada por la pandemia. Ello conduce a incrementar la tasa de pobreza relativa, que señaló actualmente afecta al 36% de los trabajadores informales de la región, en hasta 56 puntos porcentuales de este sector en el caso de los países de bajos ingresos. “La informalidad – manifestó Fabio Bertranou, director de la Oficina de la OIT para el Cono Sur de América Latina – reduce la capacidad de la seguridad social y de las instituciones laborales para proteger el empleo en situaciones de crisis y desastres” (09/06/20)

Hugo Fazio


Foto: Internet

Junio de 2020