EL MISTERIO DEL FÚTBOL

El juego del futbol es para el espectador, como asistir a un partido de ajedrez, pero en que los jugadores, como si fueran piezas, están continuamente en condiciones de actuar pero de forma imprevisible y de distintas maneras posibles y sorpresivas, lo que le confiere al partido el carácter de un espectáculo que transcurre de manera continua, imprevisible y a través de una sucesión de situaciones más o menos dramáticas en cuanto al logro del juego, que es batir la portería del rival.

En el ajedrez la diversidad de movimientos posibles transcurre idealmente en la mente, tanto de los jugadores como de los espectadores. En el futbol ocurren realmente y de improviso para todos los espectadores. Todos ellos, estén a favor del lado que sea, juegan simultáneamente a la par que los 22 jugadores que están en el terreno y por consiguiente cada uno se siente con todo el derecho de aplaudir o criticar lo que hace un jugador por haber efectuado lo que él, el espectador, habría hecho en su lugar o por qué no lo hizo y en determinados casos hasta ser sorprendido por algo que él no había imaginado que fuera posible, como suelen hacerlo Leo Messi y Cristiano Ronaldo.

Al mismo tiempo ese fenómeno de identificación entre espectadores y jugadores logra que todos aquellos que están a favor del mismo equipo se sientan pertenecientes a un mismo grupo humano con identidad de propósito. Todos cantan, gritan y saltan. Desaparece entre ellos la diversidad de estatus y reina en esos momentos la más absoluta igualdad tanto social, económica o de género. Salvo en los momentos de agresión externa, en ninguna otra ocasión se produce esa identidad de objetivo y de comportamiento entre seres humanos, demostrada no solamente por el comportamiento durante el juego sino que también por las prendas y banderas que portan con los mismos colores atribuidos al equipo que los representa. Más que el 18 de septiembre de cada año, los chilenos se identifican como tales cuando juega “la Roja” y comulgan simultáneamente en esos momentos.

Este fenómeno es universal: 400 millones de espectadores participan, gracias a la televisión, de los partidos entre el Barcelona y el Real Madrid. Billones de personas de todos los continentes, o sea miles de millones, asisten a los partidos de futbol del Campeonato Mundial, incluyendo a quienes no están representados en el campeonato, por lo que se identifican con alguno de los equipos que si participan.
Como muy pocas cosas, el futbol ha devenido una expresión general de humanidad propia de y practicada por los homo sapiens actuales. ¿Algún día los hombres resolverán sus problemas mediante confrontaciones en una cancha de futbol? Es solamente una idea.

Por Carlos Romeo

La Habana, 1 de julio del 2018