CUBA: ASÍ HE VIVIDO

Por Carlos Romeo, desde La Habana

Ya me aburrí de las discusiones políticas sobre Cuba en términos de ideas trascendentes como son pluripartidismo igual a democracia, prensa libre igual a prensa privada, libertad política igual a militar o no, en alguno de los múltiples partidos que se nos presentan como centros de doctrinas altruistas, libertad económica igual a disparidad de riqueza y de ingresos entre muy pocos ricos y muchos no ricos, economía de mercado capitalista como la cumbre del desarrollo humano para resolver la problemática económica, versus socialismo planificado, y otros más por el estilo. No pienso seguir perdiendo mi tiempo. Simplemente voy a relatar algunos episodios de mi vida en Cuba que no se apartan en absoluto de lo que le acontece a todo el mundo en este país, como mis argumentos concretos e irrebatibles, al menos para mí.

Tengo dos hijas de madres diferentes. Cuando dieron a luz, ambas lo hicieron en una excelente clínica. De niña mi hija mayor sufrió una quemadura en la espalda y la curaron y mantuvieron en un hospital infantil durante un mes. Me hospitalizaron en un caso por un derrame pleural con neumonía y otra vez a raíz de un infarto masivo del miocardio y en ambos casos yo había acudido ingenuamente para una simple consulta. La primera vez fue una semana de hospitalización y en el segundo caso, sin siquiera pedirme permiso me pusieron dos tubitos en las arterias y me ingresaron en cuidados intensivos por los días que los médicos consideraron necesarios. No quiero hablar de los cuidados recibidos durante años por mi segunda esposa, que falleció de una esclerosis múltiple. Nunca tuve que pagar por los cuidados médicos y hospitalarios que tanto mis hijas, mis esposas y yo hemos recibido en este país.

Tomo diariamente 9 medicinas diferentes para que mi corazón, ya un poco usado, siga funcionando y tengo para adquirirlas en las farmacias las debidas recetas de mi cardióloga y me cuestan aproximadamente unos 3 dólares al mes.

¡Ah! Y como dicen los ingleses, “ last but not least”, ultimo pero no en importancia, en mi familia ya han ocurrido tres decesos y en ninguno de los casos hubo que pagar un centavo por los ritos funerarios y el entierro.

Mi hija mayor estudio física teórica e hizo cerca de dos años de estudios adicionales en la entonces URSS y la menor se hizo abogada, ambas en la Universidad de La Habana, y jamás tuve que pagar ni por su educación ni por los libros de texto que usaron para ello.

En Cuba no hay grandes supermercados abarrotados de diferentes productos, como en Chile y otros países de economía de mercado, y durante muchos años todos tuvimos una libreta de racionamiento, todos, sin excepción, y por tanto todos logramos comer lo suficiente para tener una esperanza de vida de unos 78 años y para que la pequeña Cuba sea ahora la 10ª potencia deportiva mundial (en la Olimpiada de Barcelona en 1992 fue 5ª), y que la mortalidad infantil no rebase el 4,2 por mil de nacidos vivos, una de las más bajas del mundo.

Así y todo, pese a estas limitaciones, 300.000 militares cubanos combatieron durante 15 años en Angola para defenderla y colaboraron para que se lograra la independencia de Namibia y desapareciera el régimen del apartheid en Sudáfrica. ¿Que estaban haciendo los cubanos en África? Si les interesa, averigüen que dijo Nelson Mandela al respecto.

Es verdad que las cosas podrían ir mejor en Cuba, pero, ¿en qué país del mundo toda la gente está satisfecha con la situación que tiene y no deseen que mejoren las cosas? No obstante, aquí todos están participando en una discusión sobre cómo cambiar el modelo económico por uno que sea más eficiente, lo que coincide con la declaración del Presidente norteamericano hace ya más de un año, que la política de bloqueo y de hostigamiento seguida por ese país en contra de Cuba no funciono durante 55 años y ahora ofrece relaciones internacionales normales.

Mis argumentos no son intelectualmente elegantes, pero sí muy concretos. Por ello, yo sigo pensando que había que hacer una revolución en Cuba y que no hemos perdido el tiempo.

11 de abril del 2016