CRECIMIENTO LENTO, RETOS POLÍTICOS Y SANITARIOS

El Banco Mundial con su informe de Perspectiva Económica titulado “Crecimiento lento, retos políticos”, fue la primera institución económica internacional en efectuar una proyección del curso de la actividad en el 2020. El documento estimó el crecimiento en la actividad durante 2019 en 2,4%, la cifra más baja desde la Gran Recesión, proyectando que la evolución en 2020 será muy similar, de 2,5%, dos décimas menos que en la estimación entregada a mediados de 2019. En octubre pasado el Fondo Monetario Internacional había ya constatado igualmente que el crecimiento en 2019 sería el menor desde fines de la primera década del presente siglo.

El documento cifró el crecimiento del comercio mundial de 2019 en apenas un 1,4%, cuando en 2018 lo había hecho en 4%, manteniéndose ese año todavía por encima del crecimiento del producto global, que fue su característica durante un amplio lapso. “(Es) –constato- por mucho el ritmo más débil desde la crisis financiera” (09/01/20). La actualización para 2020 es muy similar proyectando un aumento de 1,9%, nuevamente por debajo de la evaluación que prevé en el producto.

Sus estimaciones las vinculó directamente con los conflictos y tensiones políticas. “La recuperación prevista podrá ser más fuerte –señaló- si los eventos políticos recientes –que han reducido las tensiones comerciales (haciendo indirectamente referencia a la “primera fase” del acuerdo entre Estados Unidos y China) –sirven a una reducción continuada a la incertidumbre. Sin embargo -advierte-, predominan los riegos a la baja incluyendo un posible regreso de una escalada en las tensiones comerciales en todo el mundo, recesiones en las mayores economías y perturbaciones financieras en los países en desarrollo”.

El 15 de enero finalmente se suscribió la denominada “primero fase” en el proceso de negociación en la guerra económica entre Estados Unidos y China. El documento de 86 páginas fue firmado por Donald Trump y el viceprimer ministro de la potencia asiática Liu He. EEUU. mantiene vigentes aranceles a productos chinos por US$ 360.000 millones, monto que equivale a las dos terceras partes de las importaciones desde ese país, las cuales Donald Trump sostuvo en la lógica de sus políticas es una “herramienta negociadora” para la segunda y que considera última fase del acuerdo, la cual dio a conocer comenzaría inmediatamente.

En su intervención, el presidente de EEUU destacó que “China gastaría más de US$ 200.000 millones en los próximos dos años en productos estadounidenses”. Igualmente habló de avances en la protección de la propiedad intelectual y de “fuertes restricciones en los estándares de evolución de la divisa”. “Juntos estamos escribiendo los errores del pasado y brindando – subrayó pensando en las próximas elecciones presidenciales- un futuro de justicia económica y seguridad para los trabajadores, agricultores y familias estadounidenses” (16/01/20). La agricultura de la mayor economía mundial es uno de los sectores más afectados por la conflagración arancelaria. China se compromete, de acuerdo con lo divulgado, a adquirir US$ 32.000 millones adicionales en dos años.

En los días previos a la suscripción del acuerdo un comunicado del Departamento del Tesoro estadounidense informó que Washington había dejado de considerar a Beijing como un manipulador de su divisa, apreciación efectuada a pesar de que el Fondo Monetario Internacional señaló reiteradamente que no existían evidencias de ello.

Donald Trump, en declaraciones a la prensa realizadas durante su concurrencia al Foro Económico Mundial en Davos, volvió a amenazar con aplicar aranceles a los países europeos de no cumplirse determinadas exigencias efectuadas. “Me reuní –relató- con la nueva jefa de la Comisión Europea (…). Y tuve una gran conversación. Pero le dije: ´Mire, si no conseguimos algo, voy a tener que tomar medidas y las medidas serán aranceles muy altos para sus autos y para otras cosas que entren a nuestro país’”. Detallando en otra entrevista que el monto de los aranceles podría alcanzar a 25%.

Estas declaraciones y el acuerdo bilateral establecido en la negociación de EEUU con China para superar divergencias condujeron a que se produjese una reacción multilateral en Davos. La Unión Europea, China y varios otros países de América Latina, incluyendo a Chile, concordaron establecer un sistema de arbitraje y apelaciones similares al de la Organización Mundial de Comercio para resolver las divergencias mientras el organismo de apelación de la OMC continúa paralizado a causa del bloqueo realizado por Washington. El subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales chileno, Rodrigo Yáñez, se apresuró a declarar desde Davos que “no es una alerta en contra de Estados Unidos” por el bloqueo al nombramiento del panel de la OMC, sino una “solución interna mientras se resuelve el tema de fondo”.

El compromiso de EEUU y China tiene un efecto limitado. Lui He, que dio lectura a una carta de Xi Jinping, declaró que Beijing “honrar estrictamente el acuerdo”. Las partes suscribieron también un mecanismo bilateral de resolución de disputas. Las negociaciones futuras deberán encontrar fórmulas, que no aparecen claras, para tener éxitos en superar las complejas divergencias que subsisten, dado que incluyen temas estructurales de fondo.

El informe del Banco Mundial se publicó poco después que el mundo fuese sacudido por el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, que desató un peligro de acciones bélicas de una intensidad mayor y reforzó la incertidumbre existente, “Acabar con su vida es una acto de guerra –recordó El País- que solo tiene como antecedente el abatimiento en plena Segunda Guerra Mundial del avión en el que viajaba el almirante Yamamoto, responsable de la destrucción de la flota estadounidense del Pacifico en un ataque aéreo por sorpresa en Pearl Harbor. Nada -insistió- puede justificar la escalada”.

En opinión del documento los riesgos propiamente financieros se han reducido por las bajas tasas de interés establecidas en Japón y Europa Occidental que incluso han llegado a ser negativas. El texto cifró en US$ 12 billones, equivalente a un 25% de la deuda mundial, la existencia de estas tasas en rojo. En las primeras semanas de enero los mercados mundiales fueron sacudidos por los efectos del coronavirus, afectando a las actividades bursátiles, turísticas y a cotizaciones de materias primas. El brote se originó en una ciudad china Wuhan, donde hay importantes industrias automovilísticas y de acero, contando además con una gran presencia de empresas transnacionales.

¿Qué repercusiones tendrá esta epidemia en la economía mundial? La mayoría de las reflexiones sean efectuado haciendo comparaciones con el Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS) que a comienzo del siglo también se originó en la potencia asiática, el cual tuvo efectos en la economía china y un reducido impacto en el crecimiento global. Es prematuro todavía efectuar comparaciones entre la magnitud de ambas pandemias. Pero se debe tener en cuenta el diferente impacto de China en la economía mundial. “En 2002 –recuerda Paul Krugman-, China aún estaba en las primeras fases de su gran crecimiento económico, equivalía solo al 8% del valor añadido del sector en la fabricación mundial, muy inferior al porcentaje de Estados Unidos, Japón y Europa. Hoy, sin embargo, China es el taller del mundo y representa más de la cuarta parte de la producción mundial”.

Desde el 17 de enero, fecha en que se confirmó la segunda muerte en Wuhan, las cotizaciones del cobre y el hierro han caído, afectando a las empresas exportadoras desde Chile. CAP y SQM son las empresas más expuestas dado que representan más del 40% de sus ingresos. China, es el principal mercado para las exportaciones chilenas, empezando por el cobre. Al finalizar enero la paridad cambiaria chilena volvió a superar los $800 por dólar, mientras la cotización del cobre cerró el mes en US$2,52 la libra.

A treinta días de que China alertó por la existencia de la nueva epidemia, el comité de emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia internacional ante la propagación del virus. Su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, justificó la determinación en la necesidad de una “acción global” que permita frenar su avance. En la rueda de prensa donde se conoció la determinación, el responsable de emergencia de la OMS, Michael Ryan, destacó que “la gran ventaja de este enfoque es que pueden alinearse las medidas adoptadas por todos los países a la vez”, permitiendo “implementar medidas basadas en la evidencia científica que frene la expansión del virus mientras se minimiza el impacto en los viajes y el comercio”.

La situación a nivel global constató el Banco Mundial no es similar en todos los países. Para China considera que seguirá creciendo en 2020 a un ritmo de 5,9%, aunque disminuyó en dos décimas la proyección anterior. Los peligros para la potencia asiática los aminora considerando “la baja dependencia de la financiación exterior y la amplia capacidad fiscal y monetaria”. En 2019 su crecimiento fue de 6,1%, dentro del rango previsto por el gobierno (de 6% a 6,5%). En el segundo semestre la expansión fue de 6%. De esta manera, el incremento de la actividad se mantiene cumpliendo con el objetivo de doblar en 2020 el tamaño de una década atrás. La producción industrial en 2019 aumentó en 5,7% y las ventas minoristas, en un país que busca potenciar la demanda interna, lo hizo en un 8%.

“Un 6,1% -observó Hongzai Xu, economista jefe del Centro Chino para el Intercambio Económico Internacional- encaja con la tendencia al desarrollo de nuestra economía (…). No es fácil lograr una tasa de 6,1% mientras el resto del mundo está en proyección negativa. Además – añadió- (…) los datos de empleo son positivos, el IPC y los mercados financieros mantienen la estabilidad, la balanza de pagos está equilibrada. En general –concluyó-, la economía china sigue progresando con solidez”.

En cambio, para la zona euro disminuyó en cuatro décimas su informe de mediados de 2019, considerando un crecimiento en 2020 de apenas 1%. “Varias economías (de Europa) – constató- están al borde de la recesión, con la particular debilidad del sector industrial alemán por la caída de la demanda asiática y las disrupciones en el sector del automóvil. También – añade- influye en el crecimiento la incertidumbre por el Brexit. Las tasas de interés negativas en el continente -señala de otra parte- podrían minar más la rentabilidad de los bancos y erosionar la estabilidad financiera”.

El 9 de enero, la Cámara de las Comunes británica aprobó el acuerdo de retirada del Brexit al finalizar el mes. A partir de ese día comenzó un período de transición fijado en once meses para que Londres y Bruselas negocien la mejor relación comercial y política entre las dos partes. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, consideró que de no prorrogarse ese lapso “sería necesario establecer prioridades”, ya que el acuerdo es complejo.

Humberto López, director de Estrategia y Operaciones del banco para América Latina y el Caribe, utilizó el análisis semestral del Banco Mundial para colocar la situación de la región “en contexto (…) y ese contexto está diciendo que por ahora la temperatura seguirá fría”. Las cifras de 2019 indican, “excluyendo a Venezuela –donde se estima que la economía se puede haber contraído en un 35%”-, que la región se expandió solo un 0,8%, debido a la “debilidad de la inversión y del consumo privado”.

Las estadísticas del Banco Mundial revelan que entre los años 2000 y 2019 el crecimiento anual de América Latina y el Caribe fue en promedio de 1,6%. Si se expresa en términos per cápita la tasa anual sería del 0,56%. “No debiese extrañar por ello –recalcó López- que la década cerrara con protestas en varios países latinoamericanos, sobre todo si vemos estas protestas como una expansión de descontento por una economía que no crece lo suficiente para satisfacer las demandas y expectativas de las sociedades y por una brecha de desigualdad que (…) todavía es excesivamente alta (América Latina y el Caribe tienen la tasa de desigualdad más alta). Por ello, se puede concluir que las razones detrás de los estallidos siguen en buena medida presentes. Reconocer esto como una prioridad –subrayó- es el primer paso para transformar lo que hoy parece un reto en una oportunidad de progreso”.

Este estancamiento económico regional, y la precariedad en el mercado del trabajo conduce, constató la Organización Internacional del Trabajo en su Panorama Laboral de América Latina y el Caribe, a que el desempleo entre los menores de 25 años se convierta en “un rasgo estructural”. En 2019, la desocupación en este segmento de la población promedió 19,8%, el triple que la media de la población adulta, su nivel máximo desde el año 2000 cuando comenzó la OIT a publicar datos agregados. El empleo juvenil se contrajo en 2019 en once países, incluido Chile, que representan casi el 90% de la fuerza de trabajo ocupada en la región. “A la vez ante la ola de protestas en diversas ciudades de la región –concluyó-, se requieren medidas inmediatas e inclusivas”.

Globalmente, el organismo internacional expresó su preocupación por el bajo nivel de la productividad, destacando que su “crecimiento se ha ido desacelerando”. En las economías avanzadas lo explica por la debilidad de la inversión y al envejecimiento de la población. Sobre la inversión privada considera que se produce por “el aumento del proteccionismo y la incertidumbre asociada”. Para enfrentar este debilitamiento se pronuncia por “una inversión pública que persiga una mejora del crecimiento, impulsar la innovación y aumentar el capital humano”.

Hugo Fazio

Febrero de 2020