¿RECABARREN CONTRA LAS AFP?

Max Oñate Brandstetter

“… el verdadero demócrata, evitará por medio de las leyes
y disposiciones que el
pueblo caiga en la extrema indigencia,
pues la pobreza es causa de corrupción
en las democracias…”
Aristóteles

Desde un tiempo hasta esta parte, se ha instalado la lógica del análisis del conflicto, nacido desde las presiones mutuas de los sectores socioeconómicos, que deriva muchas veces en la inaceptable e inexcusable violencia política en nuestra cultura.

Dicha disposición moralista es insuficiente como principio explicativo, dado que cumple una función de defensa del status quo y la condena a quienes ocupan el lugar del “contra-poder”, lo que impide reconocer adecuadamente la función del conflicto, la causa inicial, el desarrollo y finalidad de los componentes políticos puestos en juego (incluyendo la violencia política) y ver la profundidad de los cambios a partir del dinamismo político-social.

Otro antecedente analítico que debemos tomar en cuenta en todo proceso de conflictividad política, es si este es el resultado de “la creencia irreflexiva y de ciega obediencia en ideólogos dementes” o si se trata de condiciones estructurales que realiza (dadas las asimetrías sociales) y desarrolla posibilidades de conflictos latentes y conflictos manifiestos.

En la dimensión productiva moderna (el capital financiero, que desplazó al capital industrial) nos encontramos con el desarrollo económico amparado en la venta de servicios, y no en la construcción de objetos materiales.

Es en este contexto, donde se han desarrollado movimientos sociales contra el capital financiero, y aparentemente no es por “propagación de ideas de extrema izquierda” que contaminan la buena conciencia ciudadana; sino más bien, los desajustes financieros y políticos (desajustes artificiales por lo demás) que ocupan el terreno de los antiguos derechos sociales consagrados lo que ha causado la crisis de credibilidad institucional contemporánea.
Las AFP son, más allá de la forma, la continuación de viejas prácticas de ahorro forzoso, que ya fueron cuestionadas y combatidas en el pasado, pero en aquel entonces eran los partidos de izquierda quienes encabezaban dichas disputas políticas sociales.

Así nos encontramos con que, en el año 1903, se publicó un artículo, fechado el 15 de noviembre, a través del diario EL TRABAJO, de Tocopilla bajo el título de “El ahorro forzoso”, escrito por don Reca, el apodo como se conocía públicamente Recabarren.

La razón expuesta en el texto original enumeraba causas del rechazo a esta nueva ley por parte de los trabajadores, porque:
1) Por el hecho de ser una obligación forzosa, acto indigno en un país libre.
2) Por no haber honradez en las clases dirigentes (los que administrarían este ahorro) para administrar los dineros del pueblo, pues diariamente, miembros de esta clase son acusados de desfalco.
3) Porque con esto se crearían nuevos empleos, donde irán a ocuparse ricos tunantes que necesitan de esos empleos para satisfacer sus vicios.
4) Porque la mayor parte de los trabajadores tienen obligaciones sociales que satisfacer que valen más que todo el ahorro y no podrán soportar la cruel expoliación que se pretende implantar.
5) Porque vamos contra toda ley obligatoria forzosa, porque todo lo forzoso es contrario a la libertad que proclama la constitución de este país.

Había un sexto punto en el original, pero que reivindica las mancomunales, inexistentes en la actualidad, por lo que sustancial del texto (ahora) se encuentran en estas 5 simples razones que expone el autor.

Ahora bien, ¿esta es una propaganda más, de los resentidos de siempre, quienes pretenden contaminar la conciencia de la sana convivencia social? ¿o se trata de una observación política a una reforma que solo garantizaría el triunfo económico de unos cuantos cientos de administradores sin poner su propio esfuerzo en ello? ¿Desde dónde está hablando Recabarren? ¿Desde una pretendida objetividad en el nombre sacrosanto del socialismo científico? ¿Desde su posición ideológicamente socialista? ¿Desde su posición ideológicamente republicana? ¿Desde su posición ideológicamente demócrata?

Lo curioso es que la sociedad civil se ha instalado la desconfianza de las AFP, sobre todo en los puntos 2 y 3 planteados por el autor, y no por vínculos de izquierda, ni mucho menos por los partidos tradicionales.

Si bien, en todo movimiento social conviven distintas posiciones, con una institucionalidad que recepciona todo acto de reivindicación como una petición inconstitucional de una extrema izquierda antidemocrática (pues la izquierda buena y oficial forma parte del gobierno) es un hecho sabido que sin apoyar (al menos hasta el momento) candidaturas ni partidos de la izquierda oficial (que ha sido expulsada de las manifestaciones) el cuestionamiento al sistema productivo del capital financiero, coincide con la observación de este sujeto izquierdista (que fundó al partido comunista) como un consenso generalizado e inconsciente de la presión impuesta por un sector económico que se enriquece con los dineros de los cotizantes, sin hacer un mínimo esfuerzo, y que pasan muy seguido por el banquillo de los acusados por irregularidades.

Marzo del 2017
El autor es Cientista Político, licenciado de la Universidad Academia Humanismo Cristiano.