LA MANO INVISIBLE Y EL CICLÓN MATTHEW

Por Carlos Romeo

El padre de la economía política, Adam Smith, acuñó el término de la “mano invisible” para explicar el carácter cibernético de un sistema económico en que rige la producción mercantil capitalista, siglo y medio antes de que Jacob Wiener estableciera las bases formales de la cibernética como ciencia. Esa imagen ha sido reiteradamente invocada por todos aquellos que creen y sostienen la creencia de que es el equivalente de una ley natural propia de la vida social de los hombres.

En efecto, de que existe, efectivamente existe y de que opera espontáneamente por sí sola, también es cierto. El sistema económico se autocorrige: cuando el éxito crea las condiciones de una crisis, se contrae hasta el nivel en el cual vuelve a expandirse y así seguidamente. La historia económica nos muestra su itinerario de expansiones, crisis, contracciones y nuevamente expansiones.

La idea de la mano invisible adquiere toda su significación cuando se constata que opera en una sociedad en la cual “cada uno mata su chancho”, si lo tiene, y aquellos que no lo tienen, bueno, deben arreglárselas como puedan. Corolario de ello es la síntesis extraordinariamente explicita de la filosofía social norteamericana que se resume en que la sociedad está integrada por “vencedores y perdedores”. Desde luego que también explica los resultados cuando en una sociedad ocurre un desastre natural, el que haya sobrevivientes, más o menos ilesos, y quienes no lograron sobrevivir.

Este largo” introito” propio de un viejo dedicado a las ciencias sociales al querer expresar un pensamiento, ha sido necesario a mi juicio, para presentar un escenario vivido y muy diferente en que al carácter invisible de la mano reguladora lo sustituyó la plena visibilidad. Es lo que pude observar durante el paso del huracán de fuerza cuatro (vientos de hasta 250 kilómetros por hora) hace apenas dos días atrás por el oriente de la isla de Cuba.

Esa mano visible que actuó a los efectos de preparar lo mejor posible a unos 3 millones de orientales para afrontar el huracán Matthew, se denomina Defensa Civil y consiste en la organización centralizada de todos los recursos humanos y materiales del país para resistir los embates de los vientos, lluvias torrenciales y penetración del mar, cuyo nivel subió de 4 a 5 metros y a lo cual hay que sumarle olas de esa misma magnitud. Fruto de continuos estudios de probables acontecimientos catastróficos y de sus consecuencias y de ejercicios anuales que se llevan a efecto en todas las regiones de país, en Cuba se sabe qué hacer y se hace, ante cualquier amenaza natural o de otro tipo. Así, por ejemplo, conocido el probable curso del meteoro gracias a su monitoreo por el Instituto de Meteorología, de los eventuales efectos que tendrán sus vientos y las marejadas, y a probables inundaciones por el Instituto de Recursos Hidráulicos, fueron evacuados 1, 3 millones de personas a sitios seguros ya establecidos y preparados para albergarlos, alimentarlos y cuidar de su salud.

El meteoro literalmente demolió la ciudad de Baracoa y otros pueblos de la provincia de Guantánamo (si, Guantánamo, en donde está la base militar norteamericana, que si debió arreglárselas por su cuenta), y sin embargo no hubo ni una sola víctima.

En circunstancia en que la alternativa que uno confronta es ser salvado o no serlo, no es precisamente el mejor momento para discutir las ventajas o desventajas de una organización social socialista en comparación con una capitalista. El reflexionar al respecto, si se llega a presentar esa inquietud, es a posteriori de los hechos. Desgraciadamente para muchos de los evacuados al regresar a su casa constataron que ya no existía o que había sido seriamente dañada. Es cuando en la Cuba socialista otra vez se revela la mano visible que actúa en esa sociedad: el reparar o reconstruir la casa no es un problema exclusivo de su propietario, sino que de toda la sociedad cubana que la hace suya por la solidaridad humana vigente en Cuba que explica precisamente esa mano visible. Tomará más o menos tiempo, pero tal como lo demuestran pasadas experiencias de este tipo, será reparada o reconstruida, y habilitada con lo necesario para vivir modestamente “a lo cubano”.

¿Mano invisible o mano visible? Esa es la cuestión, como diría Hamlet.

La Habana, 6 de octubre del 2016