¿POR QUÉ SE MODIFICARON LAS EXPECTATIVAS?

Las primeras modificaciones en su gabinete ministerial, efectuadas por Sebastián Piñera que tuvieron como hecho más destacado el reemplazo del desprestigiado ministro de Educación, Gerardo Varela, por la hasta ahora titular del Medio Ambiente, Marcela Cubillos, se efectuó en medio de un clima abierto de descontento porque no se visualiza – entre integrantes importantes de quienes apoyan su gestión- los progresos prometidos y los cambios que esperan.

El seminario del Fondo de inversiones Moneda Asset Management, utilizado el año pasado para proclamar a Sebastián Piñera como candidato presidencial, fue una demostración de ello. Mostró la inquietud por la caída producida en las expectativas, que sin duda inciden positiva o negativamente en la actividad económica. En los días previos el Banco Central, en su encuesta de expectativas, había constatado también que en el mediano plazo las empresas no tenían previsto efectuar nuevas contrataciones, en momentos que igualmente el mercado laboral daba señales preocupantes. Al mes de junio, el índice nominal de remuneraciones del INE en doce meses, utilizando una nueva metodología, cifró en 2,7% su aumento, el cual descontando la inflación significa una evolución en términos reales prácticamente nula, 0,1%. El propio presidente del fondo de inversiones organizador del evento, Pablo Echeverría, hizo suya la preocupación. “No olvidemos -expresó– que el tiempo deprecia no solo el capital público sino también el capital político. Urge -demandó- que aceleremos el paso de las reformas económicas”, en su esquema en función de los grandes intereses.

La intervención más crítica en el seminario fue la del economista José Luis Daza, que dirige en Estados Unidos el fondo de inversión QFR Capital Management. “Me parece que hasta ahora, en términos de sustancia, no se ha hecho nada. Creó –agregó- que el no hacer nada, el dejar de hacer algo, es muy importante. En materia de sustancia, pero no de crecimiento cíclico, todavía el Gobierno no ha desplegado sus reformas”. Claramente, las cifras del indicador mensual de actividad económica del Banco Central, descansa en dos hechos: la evolución hasta ahora de la tasa crecimiento de 4,7% se encuentra favorecida por una base de comparación con el primer semestre de 2017 muy baja y una evolución global en ese periodo de “recuperación sincronizada” que, en su última actualización el FMI constató su estancamiento.

Daza, uniéndose a planteamientos efectuados por las organizaciones del gran empresariado, se pronunció abiertamente en contra del anuncio de Sebastián Piñera de no reducir el impuesto de primera categoría en el mecanismo tributario semiintegrado. “Haber anunciado públicamente que no se iba a hacer una rebaja tributaria –dijo- mandaba una mala señal política. Los espíritus empresariales, el entusiasmo empresarial, son muy importantes. En un ambiente donde políticamente será difícil hacer estos cambios –agregó- le dijeron al sector privado que vamos a poner la bandera blanca antes de entrar al campo de batalla -recalcó- sin haber conseguido nada para ello. Estamos esperando que anuncie las principales reformas, tenemos que esperar cuál es la sustancia –concluyó- y que hasta ahora no llega.

Hace un año atrás, en el seminario titulado “Política y Sociedad: Vientos de cambio”, Daza fue uno de los primeros en sostener, además de prácticamente proclamar a Piñera, que si no ganase “la elección vamos a tener un fuerte colapso en los mercados financieros de Chile”. Fue, señalamos recordando su afirmación, que su declaración “constituyó una primera demostración de la orientación de generar una campaña de terror económico, que más adelante, particularmente entre las dos vueltas electorales de la campaña presidencial, fue ampliamente utilizada por la campaña de Piñera”.

Sebastián Edwards, otro de los expositores centrales también residente en Estados Unidos, donde es académico en la Universidad de California (UCLA), teniendo presente inquietudes similares, puso énfasis en su intervención en que el tiempo juega en contra. Luego de reconocer que a la fecha del encuentro ha existido “mucho ruido y pocas nueces” llamó a tener en cuenta como prevee la evolución económica global. “Si es verdad que va a haber una recesión en los próximos 18 meses, como yo lo creo –manifestó-, ahí se va a hacer muy difícil hacer las reformas.

Eso se puede hacer en un momento del boom –puntualizó- pero si viene una recesión mundial y la cosa se complica, no van a poder hacer nada”. El economista de la UCLA argumentó considerando que la economía estadounidense está perdiendo flexibilidad, haciendo recordar el escenario que se vive a fenómenos que condujeron a la Gran Depresión. Recalcando “tener en cuenta que cada vez que hay una recesión global las economías pequeñas y abiertas se ven afectadas (…)”. Características muy claras ambas de la economía chilena.

El cambio de expectativas también se manifestó en el mercado accionario. Durante la campaña electoral presidencial y en los meses inmediatamente posteriores al triunfo de Piñera, desde el actual oficialismo se presentó el crecimiento de los indicadores bursátiles como una consecuencia de los nuevos aires que visualizaban. En la actualidad sacaron el curso accionario de sus formulaciones. El ahora denominado SPCLXIPSA al 9 de agosto experimentaba en lo transcurrido del año una caída de 4,86%, de 5.618,91 puntos a 5.294,29.

El ministro de Hacienda, Felipe Larraín pidió al empresariado tener paciencia y a contribuir con el Ejecutivo para darle sustentabilidad al crecimiento, desde las instancias que los reúne se le contestó que no se invierte por emoción ni por llamados, sino que a partir de realidades. Desde luego que estas las entiendan en función de sus intereses, incluyendo el tema tributario.

Por otra parte, estas realidades no solo se expresan en el mundo de los negocios sino también en el del trabajo. El índice de remuneraciones reales en junio tuvo una variación cero en doce meses y un retroceso de 0,9% durante el primer semestre del año. Ello impactó negativamente en la masa salarial. “Las expectativas –comentó Bernardita Silva, gerente de Estudios de la Cámara Nacional de Comercio- fueron muy altas y ahora están pasando la cuenta: la debilidad del mercado laboral, la desaceleración de la masa salarial real, los mayores niveles de deuda de los hogares, la pérdida de impulso de las confianzas y los efectos que está teniendo la guerra comercial en nuestra economía, hacen entrever que los efectos serán grandes. (…) la masa salarial –detalló- se relaciona abiertamente con el poder adquisitivo de los hogares y, ésta marcada desaceleración pone en riesgo el crecimiento del consumo privado”.

El presidente del Banco Central, Mario Marcel, al intervenir en el seminario “Conflicto comercial en el mundo. Implicancias para el crecimiento en Chile”, detalló otro factor actuando sobre las expectativas negativamente, al señalar que el conflicto comercial desatado por Trump con China conducirá a un menor comercio global, causando incertidumbres en el sector financiero. Este menor comercio se ha expresado en la cotización del cobre, lo cual presiona sobre el tipo de cambio y por tanto, en la inflación. Agregando que ello también golpea al producto potencial, que en definitiva refleja al ritmo en que evolucionan los factores productivos.

En la misma dirección ha repercutido el cierre de empresas con mucha incidencia local y regional. En agosto, el directorio de la grifería Nibsa, con 73 años en el negocio, acordó paralizar en forma definitiva los procesos productivos en su planta de San Joaquín, a partir del 31 de agosto, reconvirtiéndose en una empresa comercializadora. Ya en el ejercicio 2017 experimentó una rentabilidad negativa. El presidente de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet), Dante Arrigoni, afirmó que el cierre de Nibsa es “consecuencia de la progresiva pérdida de competencia de la industria manufacturera nacional”. Mostrando los “negativos efectos para el país que ha significado la desindustrialización, por cuanto, en ese entonces (1996), la industria manufacturera representaba el 15% del PIB chileno, hoy solo un 10% (…) esta reducción del 33% de la industria en 22 años ha significado la pérdida potencial de 250.000 empleos de calidad (…)”.

Con anterioridad a la paralización de Nibsa, en el curso del año, había cerrado en San Antonio la planta de contenedores refrigerados de la transnacional Maersk, quebrado en Temuco la constructora Cial, canceló sus actividades la unidad de Iansa en Linares, controlada por el grupo británico ED& F Man, y la planta de Pastas Suazo en Temuco. Todo ello afectando a un número elevado de trabajadores directos e indirectos. Además, sus trabajadores han dado a conocer que, en Cauquenes, también en la Región del Maule, se encuentra cerrada Edelma, una fábrica de cajones, desde hace dos meses.

Desde luego, el clima de cambio en las expectativas existentes entre sectores que lo apoyan, no se modifica con el cambio ministerial efectuado. En cuanto a los amplios sectores que estiman el nuevo gobierno un retroceso para el país, en coyunturas de este tipo, resultan especialmente necesarias, además de las movilizaciones ciudadanas en un contexto que muchos de sus problemas se agudizan, plantearse objetivos concretos de una política diferente a la seguida y levantar objetivos de cambios estructurales demostrativos de una política de otro tipo.

Por Hugo Fazio

Agosto del 2018