LADRÓN DE BICICLETAS

Por Aníbal Ricci

Obra emblemática del «neorrealismo italiano», movimiento que surge en 1945 como una reacción al período de ocupación alemana, imponiendo un estilo naturalista que dará cuenta de la tristeza en que estaba sumida el país.

La estética cercana al documental permitía mostrar una realidad más auténtica donde la falta de trabajo, la precariedad de las viviendas y los despojos de la guerra fueron telón de fondo de esta nueva manera de entender el cine, mediante un compromiso moral de los directores por reflejar los problemas sociales.

La película inicia con una multitud anónima donde la cámara se interesa por un humilde ciudadano (Antonio Ricci) para en la siguiente hora y media ser testigos del drama que le provoca el robo de su bicicleta.

Al final de la cinta, el personaje volverá a perderse en medio de los habitantes de Roma. Estructura circular, mirada íntima a la problemática de un trabajador desempleado como miles de otros dentro de la ciudad.

No es casual que el objeto robado sea una bicicleta, símbolo de libertad nacional, debido a que estaba prohibido su uso durante la ocupación nazi. La esposa vende las sábanas para rescatar la bicicleta de la casa de empeños, puesto que Antonio necesita el vehículo para salir a pegar carteles por parte del municipio.

El director resalta el valor del trabajo. La actitud de Antonio es diferente una vez que ha conseguido el puesto, la dignidad ante su familia, especialmente ante su hijo (Bruno) dando paso al segundo nivel narrativo del film: la relación padre-hijo. Bruno le ayudará a limpiar la bicicleta y, cuando a su padre le roban, lo ayudará a buscarla por una ciudad empobrecida en donde sólo el fútbol pareciera alegrar a los ciudadanos.

El metraje transcurre en su mayoría en exteriores, con luz natural, donde la fotografía en blanco y negro exalta el realismo y la crudeza, elementos propios del neorrealismo italiano. Bellísimos amaneceres y crepúsculos dan a la ciudad una sensorialidad vital.

Antonio invita a su hijo a comer pastas a un restorán, gastando lo poco que tiene, pero luego lo envía a casa al considerar la idea de robar una bicicleta. Bruno observa como persiguen a su padre y como le dan alcance y lo despojan de su dignidad.

Como espectadores accedemos a una lectura más humana, muy distinta de la multitud que persiguió a Antonio. El niño deja caer lágrimas y el padre queda en libertad. La imagen se detiene en Bruno y en su mano apretando los dedos del padre.

Ficha Técnica

Título original   Ladri di biciclette
Año              1948
Duración     93 min.
País              Italia
Dirección    Vittorio De Sica
Guion          Zavattini, De Sica, Gherardi, Cecchi, Biancoli, Franci, Guerrieri (Novela: Luigi Bartolini)
Música         Alessandro Cicognini
Fotografía    Carlo Montuori (B&W)
Reparto        Lamberto Maggiorani, Enzo Staiola, Lianella Carell, Gino Saltamerenda, Vittorio Antonucci,

Giulio Chiari, Fausto Guerzoni, Elena Altieri.