IDEOLOGÍA O RAÍZ SOCIAL

Por Max Oñate Brandstetter

“… mire las cosas que querían hacer:
repartir las tierras, las casas,
nivelar a los ricos con los pobres,
encender Chile por los cuatro costados…”
Pinochet

El 2011 está marcado por la extensa y amplia movilización social que a partir de entonces, con altibajos, viene bregando por derechos sociales.

En el marco de una movilización sindical apoyada por el movimiento estudiantil; el entonces líder sindicalista, en calidad de presidente de la CUT, Arturo Martínez, señaló, ante algunos hechos de violencia ocurridos, señaló lo siguiente a los diarios de circulación pública: “Queremos que nuestras convocatorias sean limpias y no estamos dispuestos a aceptar que vengan a empañarlas los muchachos, y quienes están detrás de ellos, porque hay profesores de filosofía detrás de toda esa cuestión violenta que está institucionalizándose en el país… a los cabros les llenan la cabeza de porquerías para que salgan a tirar piedras y hacer desordenes. Hay muchas universidades donde algunos hacen apologías de que la forma de encarar los problemas de la sociedad se hacen a peñascazos”

Por estas declaraciones, finalmente el ex líder sindicalista, pidió disculpas mediante los mismos medios de comunicación hacia los profesores de filosofía, que culminó quizás en parte, que no resultara reelecto en su calidad de dirigente, para ser reemplazado por Bárbara Figueroa, candidata entonces del PC para la presidencia de la CUT.

Lo curioso de todo esto, es cuanto ha perdurado el mapa cognitivo instalada durante el gobierno de facto, que consiste en el metarelato de los “violentistas”, “encapuchados”, “lumpen”, y otros epítetos similares para designar a los que serían enemigos del orden, de la paz y del progreso

Sin embargo, al momento de definir a este “sujeto” dentro de los estrictos marcos de la moral institucional, no existe consenso posible, pues “son agentes pagados por la derecha, carabineros infiltrados, lumpen, anarquistas, los comunistas de siempre, vagos que no quieren trabajar ni estudiar, etc.” Ahora bien, existe una fatal contradicción entre la “identidad secreta” del encapuchado y aquella figura, resultante de la formación académica de “los resentidos profesores marxistas y radicales” que pretenden violentar a la sociedad.

De ser así, entonces nos encontramos en la falacia de aceptar en consecuencia, que el gobierno militar decidió cerrar las escuelas de filosofía y de quemar aquellos satánicos libros que propagaban la lucha de clases. Todo ello fue algo positivo para rescatar la paz social y la armonía socioeconómica de Chile.

En este plano, la perspectiva señala que la sociedad es justa, o al menos, justa en el darwinismo social, donde mientras más te esfuerces más tienes, por lo que no hay nada porque reclamar ni luchar, más que ser más y mejor productor, y en este plano, todas estas ideas revolucionarias son inventos de los amantes del conflicto y del caos social: los problemas no existen, solo los inventan los revolucionarios.

Analicemos parte de los que reflexionaron desde la filosofía como construcción de perspectivas políticas:
“…El derecho de herencia, en nuestra opinión, debiera suprimirse, ya que mientras exista perdurará la desigualdad económica hereditaria, no la desigualdad natural de los individuos, sino la desigualdad artificial de clases -y ello siempre engendrará la desigualdad hereditaria en el desarrollo y la formación de las mentes, y cuya continuación sería la fuente y la consagración de todas las desigualdades políticas y sociales”(1)

Por otro lado, desde el socialismo alemán, Marx afirmaría, para graficar de forma pedagógica que el dinero, en tanto posición social, se expresa en escala de poder porque «Soy feo pero puedo comprarme a la mujer más bella, luego no soy feo; soy malo y sin ingenio pero me honran. El dinero es el bien supremo, luego es bueno su poseedor. Si tengo vocación para estudiar, pero no tengo dinero para ello, no tengo ninguna vocación para estudiar. Si no tengo vocación para estudiar, pero tengo el dinero para ello, entonces tengo vocación»(2)

Estas reflexiones, podría se las inspiradoras de los “violentistas” alentados con problemas inventados por filósofos de hace más de un siglo, que solo buscaban romper con la armonía nacional de sus propios países, por lo que erradicar la filosofía seria un acierto y un seguro para la paz social.

¿De dónde viene la violencia social? ¿De graves problemas estructurales de administración en el aparato público y del poder financiero o de pensamientos malintencionados que dan como resultado las mentiras instaladas como realidad social?

Llegados a este punto es imposible titubear, y es necesario optar por alguna posición para llegar a una explicación posible de un fenómeno molesto para la “opinión pública”: la violencia política.

La violencia política, en tanto dispositivo, no es patrimonio de ninguna ideología, movimiento social, etc. Sino que existe en cualquier situación que existan graves conflictos de interés a tal nivel de antagonismo, que cualquier alternativa diplomática se vuelve estéril e impotente.

Este fenómeno fue ampliamente difundido en los países católicos, mediante la encíclica papal “Rerum Novarum” de Leon XIII, 1891 -20 años después de la insurrección obrera de la comuna de París- y fue bautizado como “cuestión social”, que siendo el primer manifiesto social de la iglesia, da cuenta del choque de intereses a nivel estructural de las sociedades divididas en clases –gobernantes y gobernados- y que causan pro condición lógica la concentración de la riqueza por un lado, y la concentración de la pobreza por el otro.

Por otra parte, Aristóteles es el primer autor que expresa formalmente que cualquier forma de conflicto político (siendo este una esfera de la política) ocurre por una desigualdad económica artificial entre los individuos que conviven al interior de la sociedad.

Estos argumentos dejan en clara evidencia que “las izquierdas” no son creadoras del conflicto –a lo sumo son reivindicadoras distributivas del poder y la riqueza- pues es una acusación anacrónica, en tanto, autores que solo describen la política en lo funcional –más allá de toda moral, como corresponde a los científicos- dan cuenta de aquella posibilidad política con más de 2000 años de anticipación a los socialismos.

Y por otro lado, luego del periodo de las revoluciones del siglo XIX, la iglesia reconoce la presencia objetiva de la “cuestión social”.
Ante la poca seria asociación de la filosofía a los hechos de violencia se oculta el fondo del tema y se contribuye a evadir la responsabilidad política del grupo económicamente dominante en la polémica de la escena política, estableciéndose respuestas conservadoras sin asidero en el conocimiento que prodigan las ciencias sociales y la ciencia política..

¿Cuáles son las crisis políticas de Chile y a que se deben?

El gobierno de Michel Bachelet se encuentra desde hace mucho tiempo en una crisis de comunicación, tanto de ella como persona hacia la ciudadanía (caso Dávalos), como presidenta electa tras una oferta electoral de profundas reformas incumplidas.

En este segundo punto se encuentra la bancada completa de la “Nueva Mayoría”, en el eje de las promesas no cumplidas de la democracia, que se traduce en insatisfacción ciudadana.
Por otra parte, la oposición no cuenta con una mayoría social de respaldo suficientemente amplia para retomar el sillón presidencial, pues, la percepción ciudadana está instalada con la expresión de que si resultaran ser electos, nada cambiaría en lo sustancian en la política ni en la vida nacional de las grandes mayorías.

Ambas partes del análisis anterior, repercute como des estimulación en el concurso electoral, sumando además el financiamiento transversal de SQM, que acerca más las posiciones políticas y conspiraciones privatizadoras, en desmedro del bienestar general, como percepción social instalada.

La crisis política en Chile se ve acentuada por los privilegios del mundo financiero. El cansancio por las pocas perspectivas de llegar a tener una vejez digna, la continuidad del Crédito con Aval del Estado y tantas otras situaciones que reclaman ser transformadas profundamente. A lo anterior se agrega una cierta desvalorización de la política al promover muchas veces a candidatos provenientes de vertientes faranduleras o del espectáculo, designados como figuras electorales por los partidos y no por presiones sociales ni por programas políticos de desarrollo social. Si se pretende superar la brecha del abstencionismo, es una mala estrategia, sobre todo por las deudas del quehacer político acumuladas hasta el día de hoy.

La crisis existente en Chile es resultado multifactorial entre la impotencia política, la falta de opciones electorales y de voluntad política de transformación, y falta de horizontes de desarrollo, y es aquí donde irrumpen los movimientos sociales, para poder exigir derechos, quizás con que éxito y profundidad.

Bakunin, Mikhail: “socialismo sin Estado: anarquismo”, en: Obras completas, editorial la piqueta; 1999; pág. 17.
Marx, Karl: “manuscritos filosóficos económicos”, 1844; editorial la piqueta; 1999. Pág. 48.

El autor es Cientista Político, licenciado de la Universidad Academia Humanismo Cristiano