FRENTE AMPLIO Y LUCHA POLÍTICA

Desde hace unos años las instituciones y el modelo económico en nuestro país han sido puestos en cuestión: los partidos políticos de las alianzas que han gobernado el país enfrentan una crisis prolongada, con una baja credibilidad y amenazadas por contradicciones internas de difícil resolución; el gran empresariado es cuestionado por las colusiones y otras prácticas empresariales que perjudican a la población. Por otra parte, el desencanto y la indignación empujan movilizaciones sociales y la protesta… y también la apatía y despolitización de muchos. Pero, una parte considerable de la ciudadanía sale a las calles a gritar su molestia, a cuestionar la relación entre empresarios y la elite política, a exigir derechos sociales y un nuevo sistema de jubilación.
Así, en el campo de la política, las fuerzas pertenecientes al duopolio se ven cuestionadas tanto por los sectores sociales más organizados como por las aún pequeñas organizaciones políticas con vocación transformadora. A la derecha por resistirse a todo eventual cambio al modelo por mínimo que sea y a la otra por su incapacidad de llevar a cabo las reformitas que propuso. Este contexto de cuestionamientos es el que hace posible que fuerzas sociales y políticas, antes fragmentadas y dispersas, sean empujadas hacia procesos de unidad mayor.

Enhorabuena.

Pues, en lo inmediato estas fuerzas tienen la oportunidad política de condensar los estados de ánimo existentes en amplios sectores sociales organizados, articular un proyecto de país que convoque y sume fuerzas para poner fin a las desigualdades sociales abismantes que resultan del capitalismo neoliberal.

Ciertamente, el proceso unitario en marcha enfrenta y enfrentará enormes desafíos y no tiene nada garantizado. Es una posibilidad, es una potencialidad, que debe entenderse como una continuidad, en un tiempo nuevo, de las luchas de ayer que hoy adquieren nuevas connotaciones y características pero que enfrentan el mismo desafío principal: superar una sociedad de desigualdades para construir una más solidaria. Ese debe ser el norte que guíe el esfuerzo unitario.

Al mismo tiempo se ha anunciado que participará de la lucha electoral venidera, con la intención de dar la lucha institucional y acceder a tribunas que multipliquen las voces críticas. Claro está que si se queda en la lucha electoral se autolimitará. Las fuerzas políticas que lo integran tienen que salir de los encuadres actuales para empaparse de pueblo y de calle, deben multiplicar sus activistas y crecer en liderazgo social y popular para acompañar las luchas sociales venideras y no solo la lucha electoral.

Pero los desafíos son de toda índole, más aún si se quiere incidir en el curso de los acontecimientos. Se deberá enfrentar un necesario debate entre iguales para construir una identidad colectiva y generar un programa viable que haga sentido a todos los afectados por el modelo económico en curso. En los debates internos, con procedimientos acordados de resolución, se disputa legítimamente el perfil, la identidad.

No son tareas fáciles, más aún cuando deberá enfrentar los embates de la derecha y sus medios de comunicación que no escatimarán esfuerzos por acrecentar eventuales diferencias y promover fracturas para defender sus privilegios. Algo similar vendrá de la actual alianza gubernamental a la cual le molesta el surgimiento de alternativas con raigambre popular y antineoliberal. Con ambos sectores hay que debatir de ideas y de propuestas, pero también deberá enfrentar las críticas de aquellos que se ubican en tanto “doctores de la revolución” que estarán prestos a señalar impurezas y ambigüedades, olvidándose que son los sectores populares los que hacen suya una propuesta o se distancian de ella si no se sienten identificados.

Por nuestra parte, creemos necesario alentar lo que aparece como la más alta voluntad unitaria expresada, hasta ahora, por los sectores políticos y sociales que se plantean transformaciones estructurales a lo existente. Confiamos que en la lucha política se destacarán las organizaciones más consecuentes, las que sepan interpretar los anhelos de amplios sectores sociales y logren vincularse estrechamente a ellos. Eso será lo esencial para determinar el curso del proceso en marcha y concluir exitosamente lo que hoy se ve como una posibilidad. Pues, como sabemos, la fuerza de los proyectos y las ideas de transformación de las sociedades reside en la voluntad y decisión de lucha que desplieguen los sectores populares.

RFC

Febrero 2017