¡OTRA VEZ SE EMBRIAGÓ EL GOBIERNO!

Por Carlos Romeo

El periódico El Nuevo Herald de Miami, publica hoy esta noticia:

“El gobierno del presidente Donald Trump sancionó a ocho jueces del Tribunal Supremo de Venezuela, incluido su presidente, Maikel Moreno, como castigo por quitarle todas las facultades a la Asamblea Nacional a principios de este año, una decisión que posteriormente echó atrás debido al amplio rechazo internacional.”

En mis tiempos, y supongo que todavía ahora, una noticia de este tipo habría motivado como reacción normal en Chile la expresión “!Ya se curaron otra vez en el gobierno norteamericano!”, Porque, ¿a quién se le puede ocurrir que el gobierno de un país puede decidir castigar a los jueces de otro país? como si el poder ejecutivo tuviera potestad sobre el poder judicial y, además, indicación de la mala calidad del trago con que se curaron, el poder judicial de otro país.

Pero es verdad y no es la primera vez que sucede, sino que simplemente una vez más. O sea, estamos ante un caso de, se me ocurre llamarlo delirio de poder omnipotente a escala universal, variante extrema del “delírium trémens”, que me recuerda a la española quien, años atrás ante un notario, se declaró dueña del sol.

Pero lo más aterrador de lo sucedido no es el hecho en sí, todos sabemos que hacemos tonterías cuando estamos ebrios, si no el creer que de verdad tienen el derecho para ello y todavía más aterrador, que los norteamericanos de a pie crean que efectivamente su gobierno tiene ese poder porque ellos se lo han conferido.

Y llegamos al corazón del problema que confrontamos, en virtud del cual nosotros, en este caso los “latins”, como ellos nos llaman, y que habitamos al sur del Rio Bravo, debemos inevitablemente compartir con esa gente el continente y por tanto el planeta en que vivimos, cuyo presidente lleva siempre consigo un maletín que le confiere la posibilidad de disparar unas 8000 armas nucleares, tal vez más, que tienen en sus arsenales repartidas por todo el mundo, sin perjuicio de no tener que llegar a ese extremo y ordenar solo una guerra convencional,de considerarlo adecuado, en cualquiera de “los 60 oscuros rincones del mundo”, como los llamo Bush, no el viejo sino que el otro, el hijo no muy bien dotado, uno de sus antecesores.

Espero que nuestro Ministro de Relaciones Exteriores, como un buen chileno legalista que, como sabemos, se caracterizan por opinar sobre todo lo que ocurre en Chile y fuera de Chile, diga algo al respecto, aunque no sea otra cosa que “ ¡Cambien de trago!”.

La Habana, 19 de mayo del 2017