EL PENSAMIENTO DE FIDEL

Por Carlos Romeo

Con el título, Orígenes y vigencia del pensamiento político de Fidel Castro, mi amigo Fernando Martinez Heredia desarrolló una exposición sobre la significación de Fidel. Dudo que entre los intelectuales cubanos hoy en día haya alguien mejor capacitado para ello. Me consta como hace ya de eso medio siglo, Fernando dirigía la revista Pensamiento Crítico, proyecto que perseguía lograr una interpretación cubana del pensamiento clásico marxista, de lo que es y de cómo se lleva a cabo una revolución en la América Latina y de cómo construir el socialismo en Cuba, intento detrás del cual no era difícil intuir el interés del propio Fidel.

Al leer su intervención, llama la atención la amplitud del tema que Fernando logra abarcar, tratando de exponer pensamientos, proyectos y realizaciones de Fidel, amplitud que me supera y hasta abruma. Por ello, únicamente me limito a redactar estas ideas surgidas al leer su exposición.

Fernando:

Más de una vez he tratado de “explicarme” ese fenómeno llamado Fidel Castro que tanto ha influido en mi vida como en la tuya y en la de tantos otros, en Cuba y fuera de Cuba. Y no he podido abarcarlo en su totalidad ni explicármelo como quisiera.

Solamente he podido llegar a la conclusión de que su obra se ha caracterizado por haber logrado hacer posible lo que la gente normal consideraba imposible hasta que él lo proponía como objetivo a alcanzar.

Ninguna estrategia triunfa si no se es capaz de resolver los pasos tácticos que hay que dar para lograrla. Hacer una revolución social enfrentando a fuerzas armadas profesionales por parte de civiles políticamente organizados era en esos tiempos, a lo más, una utopía. Así y todo, como bien sabemos, después de un primer intento fracasado, Fidel lo volvió a repetir llevando esa idea “al límite”, como se dice en matemáticas, al iniciar la guerra con 82 hombres en contra de 80.000. No es solamente la envergadura de este proyecto lo que asombra si no su capacidad de haber logrado realizar las acciones necesarias para llevarlo a cabo con éxito en 25 meses, vale decir dar exitosamente los pasos tácticos que se fueron encadenando durante su desarrollo.

Logro triunfar, pero ¿para qué? Lo que realmente encerraba el Programa del Moncada, al considerar seriamente su realización, era de tal magnitud transformadora de la sociedad cubana que difícilmente en aquellos primeros tiempos posteriores al 1 de enero de 1959, un cubano podía vislumbrar sus consecuencias. Un mulato en la calle me había dicho en abril de 1959, “Habrá revolución si el americano quiere”. La dialéctica que preside los fenómenos sociales que desencadenamos y que estudiamos a posteriori de contribuir con nuestras acciones a su manifestación, fue la gigantesca escuela revolucionaria a la que asistieron todos los cubanos y en la cual Fidel debió explicarles una y otra vez que habían estado casados con la mentira y que al descubrirlo tal parecía que se derrumbaba el mundo y que, por tanto, había que volver a pensarlo.

Y los cubanos volvieron a pensar el mundo para entender la sociedad que edificaron y que todavía existe. Y fue para mí la revelación de su logro como estadista la exclamación espontanea de todos los cubanos que estaban en la Plaza de la Revolución durante la despedida a Fidel, cuando Daniel Ortega pregunto “¿Dónde está Fidel?” y todos contestaron espontáneamente “¡Yo soy Fidel!”

Mayo del 2017