¿DESPOLITIZAR LA POLÍTICA?

Por Max Oñate Brandstetter

“…(La fase fría y desencantada del modernidad)
avanza por todo el espacio social, haciendo estallar
por los aires la ilusión moderna
de la re-presentación política del mundo ”
Juan Abal Medina

Nos encontramos en momentos de coyuntura electoral con el fin de elegir a los responsables de la administración pública a nivel comunal y que tiene como fecha clave el domingo 23 de octubre.

En este escenario se elegirán por mayoría de votos válidamente emitidos una totalidad de 345 alcaldes (uno por comuna por la naturaleza uninominal de la elección) y 2240 concejales (que al ser proporcionales varía según la cantidad de habitantes) quienes formarán los gobiernos locales de cuatro años de duración, que comprende el periodo del 6 de diciembre del 2016 hasta el 6 de diciembre del 2020.

El 24 de marzo del presente año, la Cámara de Diputados aprobó una reforma que permite presentar una sola lista para el caso de los alcaldes, pero varias listas en el caso de los concejales.

Esto ha generado como resultado 19 listas inscritas para las elecciones municipales, lo que la instala como la elección con más listas en la historia democrática de Chile (que podría convertirse también en la elección con mayor número de listas y menor grado de participación electoral) pero es necesario aclarar que 8 de esas listas fueron inscritas por las dos grandes coaliciones (Nueva Mayoría y Chile Vamos) que se han fraccionado en 4 listas cada una (una para alcaldes y tres para concejales) y esto ha creado la atmosfera de 1.228 candidatos a alcalde y 13.327 candidatos a concejales.

De esta forma la Nueva Mayoría ha presentado tres listas: una formada por la DC y el PS, otra que incluye al PPD y PC; y una última conformada por el MAS y PRSD (por la fuerza del futuro).

Por otra parte, Chile Vamos ha presentado sus tres listas: la primera es exclusiva de RN, otra para la UDI y una tercera para Evolución Política y el partido regionalista independiente.

Una tercera coalición formada por partidos y movimientos políticos de centro-derecha se llama Sentido Futuro, la que fue creada el 13 de enero del 2016 por la coalición “Chile Quiere Amplitud”.

Otra coalición formada recientemente para efectos de esta coyuntura política es Pueblo Unido, conformada por partidos de Izquierda como el Partido Igualdad, el Partido Frente Popular, al mismo tiempo que Unión Patriótica (UPA-PCAP) ha presentado la lista denominada “Justicia y Transparencia”.

Otro pacto que ha entrado en el concurso electoral es denominado “Yo Marco Por el Cambio”, que reúne a los partidos de “Democracia Regional Patagónica”, “Frente Regional y Popular”, el partido Wallmapuwen y el Partido Progresista (PRO).

El partido Liberal y el partido Humanista han construido el pacto denominado “Alternativa Democrática”, mientras que el pacto “Poder Ecologista y Ciudadano” agrupa al partido Ecologista Verde y Poder, al mismo tiempo que el Movimiento Independiente Regionalista Agrario y Social, sumado a Somos Aysén compiten el solitario.

Por último mencionar que Revolución Democrática ha decidido postular solo concejales por la lista denominada “Cambiemos la Historia”.

En este marco de desenvolvimiento político se desarrolla una fuerte campaña de “despolitización de la política” por cuanto se insiste en la propaganda que señala una letra, un código electoral acompañado de un nombre propio que no entrega identificación política clara, donde aparecen fotografías de candidatos a alcalde con candidatos a concejales pero por diferentes listas, lo que ha creado un clima de confusión electoral, quizás con la esperanza de asegurar una alta participación electoral a nivel nacional (como consecuencia de votar imaginariamente por candidatos no vinculados a la política tradicional ni a su estructura) con el fin de “rescatar a la democracia de la falta de apoyo ciudadano –por tanto salvarla de su ilegitimidad- que se expresa en los espantosos números de la abstención”.

Ese juego despolitizante de la toma de decisiones para conformar la representación pública es lo que se le ha ocurrido a la “clase política” como herramienta para acercar a la democracia con la ciudadanía, pero la tendencia parece echar por tierra este invento “desideologizado”, propio de la era tecnócrata del capital financiero.

Hasta esta fecha tenemos el cambio de sistema electoral –dado que fue derrotado, vía reforma el sistema electoral binominal- que no afecta mayormente el desempeño electoral a nivel municipal, pues la competencia por alcalde es uninominal (un solo alcalde gobierna por el turno correspondiente) mientras que en el caso de los concejales es y ha sido proporcional.

Este mapa en el sistema electoral contempla el reordenamiento territorial de la redistritación (mapa electoral) que consiste en el proceso de redefinición del mapa, incorporando nuevas unidades geográficas de representación, con el objeto de asegurar una igualdad categórica en los procesos electorales. Sin embargo este cambio en el mapa electoral (que no ha sido publicado en los medios oficiales) ha dejado intacto el mapa que se tiene vigente en lo que corresponde a las elecciones municipales.

¿Por qué se ha realizado una modificación en el mapa electoral para elegir a unos funcionarios públicos por sobre otros? ¿Con que criterios? ¿Por qué la participación a esta escala es algo vetado en término de decisiones arquitectónicas para la ciudadanía?

Porqué mientras “se avanza en la democracia” “No parece posible cuestionar, por ejemplo, que la reunión de las comunas de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea en el distrito 23° o Providencia y Ñuñoa en el 21° tiene un claro sentido político, al agrupar territorios en que los partidos políticos de derecha han tenido un mayor sustento en la población” (1) y esto no es un buen síntoma para un régimen democrático.

Se prioriza avanzar en la equidad para el parlamento y no en aquella dimensión microfísica de la política de los gobiernos locales pero la ciudadanía no es informada ni mucho menos de la arquitecta territorial del poder, pues su papel político es reducido a la firma de la papeleta electoral cada 4 años.

(1) Bronfman, Alan; IGUALDAD DEL VOTO Y CONFIGURACION DEL TERRITORIO ELECTORAL: EL CASO CHILE, Pontifica Universidad Católica de Valparaíso Chile, Pág. 9

El autor es Cientista Político, licenciado de la Universidad Academia Humanismo Cristiano.