DEMOCRACIA Y DERECHOS HUMANOS

Por Carlos Romeo

En un régimen político democrático, “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno” según el diccionario, una cosa es ser elegido representante del pueblo mediante elecciones y otra cosa muy diferente es que aquellos que han sido elegidos lleven a cabo las aspiraciones de quienes los han elegido. Desgraciadamente se confunde lo segundo con lo primero, que no es más que una condición necesaria pero de ninguna manera suficiente para que se cumpla lo segundo. Esto es un tema de la mayor confusión, a lo cual se agrega la creencia de que los ciudadanos únicamente pueden ser representados a través de varios partidos políticos. Hay quienes, para no decir todos, entre ellos políticos chilenos, tienen una gran confusión al respecto y lo que es más grave, critican soluciones diferentes para elegir a los gobernantes sin mirar lo que han realizado y quienes lo han hecho, solamente la forma y no los resultados. En el caso de Cuba los elegidos conforman un parlamento único en el cual hay campesinos, obreros, técnicos, científicos, intelectuales, deportistas consagrados, militares, amas de casa, sacerdotes de diferentes religiones, y estudiantes universitarios, seleccionados por los habitantes de todas las provincias del país.

En estos días Cuba presenta en Ginebra ante las Naciones Unidas sus logros en materia de derechos humanos.

Estos pueden resumirse así:

– Asegurarle al feto a través de la madre las condiciones necesarias para un buen desarrollo y parto gratuito
– Alimentación asegurada durante su vida
– Vivienda con los servicios básicos necesarios
– Servicios de salud gratuitos durante toda su vida
– Educación gratuita hasta el nivel que pueda alcanzar
– Trabajo en el campo para el cual se preparó y un retiro a cierta edad
– Derecho a la entretención cultural y deportiva y a una vida segura y a su participación en la vida política
– Asistencia a toda su familia
– Defender su patria con el régimen político que rige en ella
– Asegurarle gratuitamente su sepelio al finalizar su vida

Los cubanos han definido y establecido por sí mismos y para todos ellos, como nacer, vivir y morir “a lo cubano” en su país, resultado de una revolución social. No hay hambre, no hay analfabetismo, todo niño debe y puede estudiar, la mortalidad infantil es de un 4 por mil, la de las parturientas del 96%, la esperanza de vida llega a casi 80 años, nadie está sin trabajo y nadie esta desamparado. Pero por ello se paga un precio y es la frugalidad del consumo individual. Faltan cosas, es verdad. Pero no se confunda alto nivel de consumo con felicidad humana. Hay una relación, pero son cosas diferentes.

Es cierto que derechos iguales para todo un pueblo homogeniza a su población y la diferencia entre los que tienen más y los que tienen menos se hace mucho más estrecha que en otras partes. No hay fotografías en revistas y periódicos de la “gente bien” en sus reuniones y fiestas para que los contemplen los que no pertenecen a esa categoría social, considerada exitosa, para no decir superior, por sus logros materiales o por apellidos considerados ilustres.

Los cubanos pasaran con éxito en Naciones Unidas el examen sobre la vigencia de los derechos humanos en su país. No obstante, los medios de prensa internacionales no lo mencionaran. Se seguirán escuchando y leyendo en ellos invocaciones al respeto de los derechos humanos en Cuba por parte de políticos de países en los cuales no se los respeta, se reprime con la policía a las manifestaciones populares, se asesinan a los dirigentes sociales y a los periodistas, porque en Cuba no hay una multitud de partidos políticos y por consiguiente, según dicen, en esas condiciones no puede haber ni democracia ni libertad.

La Habana, 16 de mayo del 2018