DE MILLONARIOS, DESIGUALDADES Y ELECCIONES

Un banco de inversión internacional, el Credit Suisse, ha publicado un informe sobre distribución de la riqueza en América Latina. Una simple mirada a los datos coloca a Chile en nuevas marcas de desigualdad. Para nadie es un misterio que, pese al bajo crecimiento de la economía, los Bancos, las ISAPRES, las AFPs han incrementado sus ganancias. Y lo que viene a confirmar el informe en comento es que el número de personas con activos o inversiones por más de un millón de dólares han crecido enormemente a partir del 2010 cuando eran solo 5 mil. Hoy son 57 mil.

Estos 57 mil millonarios corresponden al 0,3 por ciento de la población, lo que evidencia el alto nivel de concentración de la riqueza en una élite que no alcanza a representar al 1 por ciento de la población.

La pregunta es qué ocurre con el resto de la población chilena.

En Chile los trabajadores reciben un salario promedio de 350 mil pesos mensuales, y siete de cada diez gana menos de 500 mil líquidos. Con estos ingresos se explica el alto endeudamiento y morosidad que aqueja a los hogares de trabajadores y sectores medios del país.

Para que señalar las bajas pensiones que afectan a nuestros jubilados las que por sus montos vergonzosos justifican la demanda nacional de terminar con el sistema de AFPs.

El sistema económico imperante -que cuenta con el respaldo de los grandes empresarios y sectores políticos  de derecha y otros partidarios del neoliberalismo- no tiene en el centro de su preocupación a los trabajadores. Muy por el contrario, beneficia al capital y naturaliza la desigualdad y la injusticia.

Es en este contexto que en pocos días se realizarán elecciones presidenciales y parlamentarias. Creemos que no es el momento de debatir acerca de la utilidad o inutilidad de participar o si votar o no votar en ellas. Las elecciones son una forma o espacio de lucha , así como hay otras movilizaciones sociales y populares necesarias e imprescindibles, que se constituyen también en espacios de lucha y aprendizaje.

Pero lo que sí es evidencia histórica es que cuando gobiernan las derechas los trabajadores pierden.