SE ACENTÚA CURSO RECESIVO

Por Hugo Fazio

El informe de política monetaria del Banco Central (IPoM) de marzo, dado a conocer al comenzar abril, constató que el proceso de recesión en crecimiento de la economía chilena se acentuó durante el primer trimestre de 2017. El instituto emisor redujo su estimación para el año entregado en su informe anterior en medio punto porcentual, de 1,5% – 2,5% a 1% – 2%, cuyo promedio es 1,5%, algo menor al bajo nivel registrado en 2016, cuyo nivel fue el más reducido desde que se entró a esta fase del ciclo económico. Según el instituto emisor disminuirá 0,25 puntos porcentuales, o sea la mitad de la reducción proyectada desde la estimación anterior, explicándolo como una consecuencia de la huelga de Minera Escondida y de los incendios, además que la comparación se efectúa con un año bisiesto. El resto, se manifestó, corresponde fundamentalmente a la desaceleración de la inversión.

La economía, según los antecedentes divulgados, cayó virtualmente en la denominada recesión técnica, cuando la actividad se reduce durante dos trimestres consecutivos. La “proyección contempla un primer trimestre –constató el informe- cercano a cero por ciento, donde la paralización de Escondida restará del orden de un punto porcentual a la actividad”. Ello cuando octubre-diciembre de 2016 anotó una reducción de 0,4% con relación al trimestre anterior y de 1,4% en cifras anualizadas. La estimación de incremento en el año de la inversión productiva el IPoM la redujo a apenas 0,2%, luego de varios años sucesivos contractivos. La proyección anterior había sido de + 0,7. En ello incide la continuación de la menor actividad en el área de la construcción desde que entró a regir un aumento en el IVA, la cual antes de su vigencia adelantó operaciones, contracción que repercute en la formación bruta de capital fijo.

El presidente de la comisión de Hacienda del Senado, Carlos Montes, añadió con razón al hacer uso de la palabra que “también tiene que ver con el presupuesto para este año, que disminuyó la inversión pública en 3,7%. A ello se debe sumar la caída registrada en el índice nominal de remuneraciones que en febrero fue de 0,4% con relación al mismo mes del año anterior, que si se calcula en términos reales supera el 3%, en un contexto acentuado de precarización del mercado laboral que afecta los niveles de consumo, lo cual pone en duda que se cumpla la proyección del banco central de un crecimiento en el año de 2,5%.

El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, al ser consultado por esta caída en el ritmo de actividad se limitó a constatar que era un resultado “esperado” explicado por “factores transitorios” entre ellos la larga paralización de Minera Escondida y la oleada de incendios registrada durante el verano. Ninguna referencia por qué la economía había ya entrado antes de estos hechos a un curso descendente. El indicador mensual de actividad económica (Imacec) de enero en doce meses fue de solo 1,4%, inferior incluso al promedio de 2016. Y el Imacec de febrero descendió en 1,3%, su menor nivel desde octubre de 2009 cuando el país experimentó su anterior recesión. De manera que el promedio del primer trimestre es 0,05%. La reducción del Imacec minero de febrero fue de 17,1%, y el no minero creció apenas 0,2%, porcentaje que como constató el presidente del instituto emisor, Mario Marcel, “refleja la debilidad de otros sectores productivos”, en lo cual influyó mucho la reiterada contracción de la industria manufacturera.

Por su parte, el índice de producción industrial del INE de febrero, junto con constatar la violenta disminución del sector minero de 16% y de la producción de cobre en un 16,7%, consecuencia de los días de huelga en Escondida, también registró una caída de 1% en doce meses de la industria manufacturera y de 1,4% en el índice de electricidad, gas y agua, su peor disminución en esta última cifra desde marzo de 2010 cuando se vivían los efectos del 27F. A su vez, el Índice de Actividad del Comercio, también del INE, cifró en 1,7% la reducción experimentada en febrero, con relación al mismo mes del año anterior, tanto en las ventas de sector mayorista como minorista, con la única excepción de la comercialización de vehículos y motocicletas. Desde luego sin hacer mención de políticas fiscales a adoptar para enfrentar la emergencia. Peor aún, valoró la vigencia de la regla que gradualmente va conduciendo a una reducción del déficit fiscal, cuando es necesaria implementar una forma de actuar radicalmente inversa si se quisiese enfrentar esta dirección de los acontecimientos.
Luego hablando sobre la tasa de desempleo Valdés destacó que “hemos sido capaces de capear esos momentos más difíciles” haciendo referencia a que “Latinoamérica entró en recesión, el desempleo en algunos países ha calado significativamente”. En Chile el impacto en el mercado laboral es considerable. Se refleja en primer lugar en la reducción producida en la ocupación del trabajo asalariado, que es un indicador directamente vinculado a la contracción en la actividad productiva. En el trimestre móvil diciembre de 2016 – febrero de 2017 del INE, su reducción con relación a los mismos meses del año anterior fue de 2,1%, la más elevada desde el año 2010, registrado en ese lapso principalmente en la construcción (50.000) y en las actividades financieras y de seguros (24.000). No desciende el empleo en general, porque se produce un aumento neto del trabajo por cuenta propia, del cual un porcentaje no menor es cesantía disfrazada.

En cuanto a la política monetaria, que es de su responsabilidad, el Banco Central destacó que “aportará un impulso algo superior al previsto en diciembre y con eso se asegura que (…) seguirá siendo expansiva a todo lo largo del horizonte de proyección”. La estimación efectuada por el IPoM es que el IPC “continuará descendiendo por algunos meses, para luego volver a 3% a fines de 2017 y oscilar en torno a ese valor hasta el primer trimestre de 2019”. El objetivo del instituto emisor es que la inflación fluctúe entre 2% y 4%, teniendo como centro el 3%. En cuanto a su efecto de estímulo sobre la demanda interna, el largo lapso en que se ha mantenido una política monetaria expansiva, incluso durante más de dos años con tasas de interés reales negativas, demuestra fehacientemente que su efecto es marginal en períodos de bajo crecimiento. A mayor abundamiento en todo ese periodo la inversión productiva mantuvo en general un curso debilitado, y no solo en el sector minero.

El ministro Valdés destacó el hecho que la inflación “se mantenga bajo 3% durante este año es una buena noticia para las familias (…) (04/04/17). Sin duda es así, lo que no es una buena noticia para la economía chilena son factores que conducen a ese resultado. Es una consecuencia, señaló el IPoM, de “una relativa estabilidad del tipo de cambio real, en torno a los niveles actuales (en marzo finalizó en $660,5 por dólar, con un descenso en el trimestre de $10,5), y que, si bien la brecha de actividad será mayor a la prevista en diciembre durante algún tiempo, se proyecta que comenzará a cerrarse a fines de este año”.

La brecha de actividad mayor durante 2017 se produce porque el producto efectivo crecerá aún menos que en la estimación efectuada anteriormente, aumentando su diferencia con la expansión del producto potencial, cuya tasa de crecimiento anual el IPoM la redujo a entre 2,5% y 3%. Hasta ahora siempre la proyectaba sobre el 3%, ya el FMI en su informe anual para Chile de 2016 la disminuyó a 2,8%. La causa de este descenso reside en la caída experimentada en la inversión productiva y el estancamiento registrada en la productividad. Es decir, lamentablemente, una sumatoria de hechos negativos, salvo la estimación de una estabilidad en el tipo de cambio, que no se produce desde hace un largo tiempo y que el Banco Central no se propone garantizar dado que su fluctuación está absolutamente entregada al mercado, cuando el país precisa que se tenga una política cambiaria favorable para el sector exportador y la producción interna que compite con importaciones.

Al depender del mercado, el tipo de cambio queda a merced en gran medida de factores externos a la economía chilena, como la evolución de la cotización del cobre, cuyo promedio para el presente año el IPoM lo estimó en US$2,55, y del movimiento de capitales hacia y desde Chile, que también en un alto porcentaje es resultado de tendencias en la economía mundial.

El informe, coincidiendo con las apreciaciones entregadas por el ministro Valdés, redujo la gravedad de los efectos de la contracción en la actividad económica en el mercado laboral, destacando que el trabajo por cuenta propia amortigua el menor trabajo asalariado, dejando de lado su elevado nivel de precariedad. El IPoM sostiene que el mercado laboral se fue adoptando “gradualmente” y sin producir un aumento “significativo” de la tasa de desocupación, que se calcula como porcentaje de la población activa, sin considerar el proceso vivido en los inactivos y dando como ocupado a quien contestó en la encuesta que trabajo una hora en la semana. Forma de cálculo que necesariamente se debe modificar. Con todo el texto del informe debió constatar expresiones del problema existente. “A esto se suma -registró- la reducción de las horas trabajadas, en un momento en que un número creciente de trabajadores indica tener jornadas laborales menores a las deseadas”.

Carlos Montes, manifestó en su intervención: “Me preocupa cómo vamos a salir adelante a partir de ahora. Hay que considerar un plan de reactivación de la economía, con impulso en inversión pública”. Claro eso significa dejar de lado la política de “ajuste fiscal” aplicada, que ha pasado a constituirse en otro factor de la recesión en crecimiento. Mario Marcel constató el largo lapso de debilidad en los niveles de actividad. “La economía chilena –dijo- ha tenido periodos de vaivenes, de recesiones, de crecimiento más estable, pero no había tenido un periodo de bajo crecimiento durante varios años como el que hemos tenido hoy”.

¿Ello no obliga a esclarecer sus causas y actuar para salir de este estado de casos?

Abril de 2017